La generación de energía en base a biomasa forestal, ya sea eléctrica como térmica, es uno de los varios aportes de los árboles que tienen mayor participación dentro de las denominadas renovables y que, a su vez, genera una menor emisión de gases de efecto invernadero.
“En Argentina el 65% de la energía consumida es energía térmica. Y creemos que en este segmento es donde tenemos un desarrollo muy importante por delante. Los chips y pellets son una opción de sustitución de energía fósil que ha tenido una rápida expansión en Europa, Japón y Corea en los últimos 10 años para cumplir las metas de energía renovable”, explicó Osvaldo Vassallo, presidente de la Asociación Forestal Argentina.
Las tecnologías innovadoras en calderas y estufas de alta eficiencia y con potencias de menos de 100 KW han permitido la expansión de su uso en oficinas gubernamentales, escuelas, hospitales, hoteles, edificios y hogares como reemplazo del gas y otros combustibles. Esta alternativa es especialmente importante para empresas y comunidades que difícilmente puedan acceder a redes de gas natural.
Asimismo, de acuerdo a los datos ofrecidos por la AFoA, el uso de pellets y chips en calderas permite una mejora de costos energéticos de alrededor entre 30% y 40% si se reemplaza GLP o Fuel Oil.
Actualmente en el país se registran casos exitosos de uso de pellets en hoteles y comercios. En Puerto Iguazú la mayoría de los hoteles utilizan calderas en base a pellets, las cuales son de alta eficiencia y con sistemas computarizados que optimizan el uso del combustible para generar energía térmica para calefacción y agua caliente.
Pero, a pesar de que dicha tecnología existe en nuestro país aún no se encuentran dentro de las opciones más populares. Por el momento, en Argentina hay fábricas que se encuentran produciendo estufas de biomasa, como Ofen y Lipsia, y unas 10 fábricas de pellets las cuales cuentan con cadenas de distribución que permiten satisfacer la demanda en cualquier lugar del país.