En la economía argentina el problema de la “restricción externa” (la escasez de dólares para importar bienes) es tan viejo como ineludible. Y ésa fue una de las causas de la debacle de la actividad desde 2008 y que este año se traducirá en una cruda recesión en un contexto regional de crecimiento. Eso se desprende del informe “Federalismo Fiscal y Productivo para una Argentina en Crecimiento” que presentó la Fundación Mediterránea.
Así las cosas, las exportaciones no alcanzaron para pagar las importaciones. Marcelo Capello, a cargo del informe, lo resume en dos datos: por tonelada que se exporta el país recibe US$ 820 mientras que las importaciones promedian por tonelada un valor de US$ 1.900.
“La pérdida de competitividad deterioró la expansión de las exportaciones desde 2008, afectando a todas las regiones. El ‘modelo’ se hizo cada vez más dependiente del consumo público y privado, hasta que resultó no sustentable y llegó el ajuste en 2014”, explica en el estudio.
El crecimiento promedio de las distintas regiones del país en los períodos 2003-08 y 2008-12 muestra que en el primero las exportaciones se derrumbaron en todas las zonas, a excepción de la Patagonia. La que más cayó fue la Región Pampeana, donde las ventas al exterior crecieron a un ritmo 10 veces menor que en la primera mitad de la “década ganada”.
“No será ensamblando celulares en Tierra del Fuego como Argentina genere una industria sustentable”, concluyó Capello.