Ya no sorprende caminar por las calles y cruzarse con quioscos cerrados y abandonados. No es una realidad solo de la ciudad de Córdoba sino que en el mundo la venta de diarios y revistas de papel cae en picada y el siglo 21, la digitalización e instantaneidad de las noticias obligan a una rápida reconversión para salir de la agonía.
Si bien existe una normativa que obliga a los quiosqueros a mantener determinada estética en sus puestos, esto no siempre se cumple. Tampoco los diarios están como una década atrás, atentos al ploteado con sus logos de estos puntos de venta y ahora solo miman a los que trabajan fuerte en sus marcas y productos.
En la ciudad de Córdoba hay 404 quioscos de diarios y revistas, 40 de ellos abandonados.
Hay estructuras abandonadas en estado deplorable, como la ubicada en Chacabuco a la altura del 555, que además de afear la ciudad se convierten en verdaderos basurales. Si bien desde la Municipalidad se controla este tipo de infracciones en la que incurren no pocos permisionarios, también se topa con la realidad de que en no pocos casos, esos permisionarios dejaron de vivir en el domicilio declarado al obtener el permiso o su renovación y no se puede levantar el quiosco sin cumplir con todo el papeleo administrativo que exige tal explotación del espacio de dominio público.
Claudia Civarolo, directora de Ferias y Mercados, que es el ente que tiene a su cargo el otorgamiento de los permisos para la explotación del quiosco, en diálogo con InfoNegocios explicó: “A principio de 2020 comenzamos un relevamiento de lo que es zona centro y Nueva Córdoba y detectamos 31 kioscos abandonados (NdelaR: ese relevamiento se vio suspendido por la cuarentena obligatoria). Cuando se detecta esta situación se intima al quiosquero que le dé la baja y saque el escaparate, pero hay veces que te encontrás con gente que no tiene los medios para hacerlo”, explicó la funcionaria.
“El abandono administrativo que tiene este rubro es muy grande. Cuando entramos a gobernar esto estaba completamente descontrolado y desordenado, y no me refiero solo a los papeles. Entonces estamos empezando a exigir a los quiosqueros de diarios y revistas que constituyan un correo electrónico y en eso nos avala el Código Administrativo. Esto mismo se hizo en el Mercado de Abasto, las Ferias Francas y ahora los puestos de diarios. Esta gestión quiere orden y avanzar”, destacó Civarolo.
La funcionaria municipal señaló que es evidente que la normativa vigente que contempla este rubro es obsoleta porque la realidad día a día demuestra que la tecnología va imponiéndose al papel, y por eso ya comenzó una ronda de diálogos que inauguró con el secretario general del Sindicato de Vendedores de Diarios, Adrián Brito, para comenzar a trabajar en una nueva normativa, que amplíe el espectro de actividades que puede desarrollar un quiosquero de diario.
En ese sentido, Civarolo no quiso dar detalles de cuáles serían los rubros que la Municipalidad estudia para anexar a la venta de diarios y revistas, pero sería una buena alternativa convertirlos en “pick up points” o puntos de retiro de ventas que se realizan online.
Atentos a esta realidad, en 2018 el Ministerio de Trabajo de la Nación sacó la resolución 391/2018 que se publicó en el Boletín Oficial el 2 de agosto de 2018 y que autoriza a los titulares de parada y/o reparto de diarios, revistas y afines y a los titulares de líneas de distribución de diarios, revistas y afines que se encuentren reconocidos e inscriptos o en trámite de inscripción bajo los términos de la Resolución del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social número 935/2010, a incorporar las prestaciones de: entrega de correspondencia general, entrega de papelería, paquetería, servicio de guarda, depósito y entrega de productos adquiridos por terceros a través del comercio electrónico, entrega de tarjetas de crédito y débito, documentos de identidad y pasaportes. La misma normativa ministerial también abrió el juego para un sinfín de actividades que los quiosqueros pueden incorporar, previa autorización de autoridad competente, como la venta de libros, álbumes de figuritas, figuritas, banderines, postales, pines, escarapelas, banderas, láminas, llaveros, juguetes pequeños, tarjetas de regalo y suvenires, accesorios para celulares, DVDs y CDs, venta y recargar tarjetas SUBE y de celulares, entregar entradas de espectáculos, actividades culturales y turísticas con posibilidad de imprimirlas en el momento, cobrar estacionamiento medido, hacer encuestas públicas y privadas, cobrar servicios, impuestos y afines, impresión de formularios de reparticiones públicas y/o privadas (como Afip, Agip, Arba multas de tránsito, libre deuda, entre otras), instalar internet inalámbrica, poner pantallas con acceso a internet cuya página de inicio sea la de distintas ediciones de diarios y revistas, hacer impresiones en el acto, cargar celulares y otros dispositivos electrónicos, contar con botón antipánico y equipamiento para RCP, y realizar colectas de bien público.
A pesar de estos beneficios legales que se les otorga a los quiosqueros, no es habitual encontrar en Córdoba quioscos que recarguen la Red Bus, o saldo virtual o hagan impresiones o entreguen documentación. Sí muchas se volcaron a la venta de libros, que es un rubro que capta mucho público y es el caso del quiosco ubicado en la Nueva Terminal de Córdoba que solo vende libros y revistas y se abstiene de vender diarios; según varias fuentes consultadas el mismo permisionario tiene un quiosco en la vieja Terminal y allí sí vende diarios.
En una esquina tradicional de Córdoba un quiosco prácticamente abandonado ofrece el servicio de arreglo de bicicletas, más que diarios y revistas. Otros quioscos ubicados en calles estratégicas como 27 de Abril cerraron sus puertas cuando se eliminó la circulación de colectivos en 2020.
En la Municipalidad hay que rastrear varios años para atrás para encontrar una solicitud para la explotación de un quiosco de diarios. Hay muchos pedidos de renovación del permiso, y transferencias y uno o dos pedidos de bajas de la actividad. En un recorrido por las calles de Córdoba los quiosqueros admiten que aunque la actividad no tiene la misma rentabilidad que hace cinco años atrás, la conservan para mantener la obra social y los beneficios del sindicato que describen como “excelentes”, entonces la baja nunca es una opción.
En diálogo con InfoNegocios, Adrián Brito, señaló: “En Córdoba Capital hay dos formas de medir la cantidad de puntos de venta de diarios y revistas: hay 404 kioscos regulados por la Municipalidad, con el arancel administrativo, pero hay muchos barrios que se han extendido y hay vendedores que reparten diarios, que es otra modalidad, que serían repartidores. Ese reparto está registrado por el Ministerio de Trabajo”.
Asimismo, agregó que “la actividad de diarios y revistas ha tenido muchas transformaciones, entonces lo que es papel ha quedado un poco relegado”.
“La pandemia (2020/2021) aceleró lo que nosotros preveíamos que iba a pasar dentro de cuatro o cinco años más adelante. No solo fue damnificado nuestro trabajo sino que hubo modificaciones en muchas ramas laborales”.
Brito conoce el rubro mejor que nadie porque está en la actividad desde los 9 años y nunca dejó su quiosco ubicado en Alta Córdoba, a pesar de los cargos que ocupó y ocupa. Actualmente el secretario general de gremio de los canillitas también está al frente de la Dirección de Centros Vecinales de la Secretaría de Política Social, Inclusión y Convivencia de la Municipalidad de Córdoba.
Modificación legal y reconversión
La ordenanza 6744/78 es la que regula actualmente la actividad de venta de diarios en escaparates ubicados en los puntos de la ciudad autorizados por la Municipalidad. Esa ordenanza a lo largo de 43 años sufrió varias modificaciones a través de diferentes resoluciones. La última resolución data de 2011.
A pesar de las múltiples actividades que contempla la normativa nacional para este rubro, en Córdoba los quiosqueros tímidamente se van acercando a la Municipalidad para pedir habilitaciones para vender café al paso y productos de panificación, y por el momento no está permitido. Las empresas que venden estas máquinas han tentado a más de uno para su colocación porque el gasto es mínimo y la rentabilidad muy alta.
Actualmente un quiosquero trabajando con las ventas de los diarios locales y los más de 2000 títulos de revistas que recibe de diferentes editoriales tiene una ganancia promedio de $ 30.000 mensuales.
La Municipalidad cobra un canon anual de $ 2.150 por el uso del espacio de dominio público. El año pasado fue de $ 1.720, el canon se aumentó apenas un 24%, una cifra muy inferior al incremento que tuvieron otros cánones. Brito explicó que el vendedor de diarios trabaja de la siguiente manera: “Del precio de tapa el quiosquero se queda con el 40% los fines de semana y con el 45% los días de semana. Todo lo que no vende lo devuelve y también participa de las suscripciones de La Voz del Interior como si vendiera un diario. De cada suscriptor La Voz nos reconoce el porcentaje para el canillita que es el que lo reparte”.
“La suscripción es una garantía de que la persona tiene una relación más directa del editor con el cliente y nosotros garantizar que el periodismo pueda llegar”, explican en relación a las suscripciones que no dañaron las ganancias de los canillitas sino que por el contrario “fue muy beneficioso para fidelizar”.
“Desde 1945 existe la ley 24095 que tiene una modificación en los años 90 cuando se desregula la actividad y se quiso pasar al ámbito de economía porque se discutía si los quioscos eran pequeñas pymes. En el año 2003 vuelven los canillitas a la categoría de trabajador y vuelve al ámbito del Ministerio de Trabajo la actividad, entonces nuestra actividad se rige por las leyes protectorias del trabajo, y no de comercio”.
“Al estar en la órbita del Ministerio de Trabajo significa que podemos discutir con una patronal algún porcentaje (NdelaR: sobre el precio de tapa de los medios gráficos)”, señaló Brito.
“En el año 2010, cuando se sancionó la ley 16.963, quedó muy claro que el que edita no distribuye ni vende, el que distribuye no puede editar ni vender y el que vende no puede editar ni distribuir”.
“Somos los que garantizamos la libre circulación de la prensa escrita sin discriminación alguna, somos garantistas de los derechos de la publicación”, explica Brito.
¿El quiosco se puede vender?
El permiso para el uso del espacio de dominio público para la venta de diarios y revistas dura tres años y de allí en adelante si no existe ninguna causal que lo impida, se renueva. Ese permiso no se puede vender, solo se transfiere a otra persona en un trámite en el que intervienen la Municipalidad y el Sindicato que lidera Brito, porque es el organismo que debe poner al nuevo permisionario en contacto con los distribuidores, además de otorgarle todos los beneficios sociales. Se trata de una cesión de derechos avalada por escritura pública.
Sin embargo lo que sí se vende -y en la actualidad la plataforma de Mercado Libre está plagada de estas ofertas- son los escaparates que en muchos casos pueden tener además un stock interesante de mercadería en su interior, porque si bien es cierto que los diarios y revistas que no se venden se devuelven sin ningún costo para el quiosquero, la gente que está en esta actividad invierte en aquellas publicaciones más demandadas y compra determinados números de coleccionables para asegurarse de tener siempre stock.
En Córdoba el precio de un escaparate de quiosco ronda los $ 200.000, vacío, pero si se le suma el stock que tiene puede llegar hasta el millón de pesos. En Ciudad Autónoma de Buenos Aires esas cifras trepan hasta el $ 1.500.000, siempre dependiendo de la ubicación.
¿Y en el resto del mundo?
La reconversión de los quioscos es un problema a nivel global. En España, por ejemplo, los quioscos son puntos de información turística, cafés al paso, mas productos panificados. Asimismo le adosan todos los subrubros imaginables tales como impresiones, recargas, etc.
En Barcelona en 2019 cerró el 35% de los quioscos por falta de rentabilidad, ya que las ventas de publicaciones en papel cayeron hasta un 60%.
En Brasil no existen los quioscos de diarios como tales, sino que son quioscos de venta de bebidas y helados y que además venden diarios y revistas.
En Francia, en 2016, se abrió un feroz debate en torno al cambio de estética de los quioscos de diarios y que plantearon las autoridades municipales de París. En ese momento se vio la necesidad de cambiar el histórico diseño de hierro forjado (vigente desde 1857) por unidades más cómodas y ecológicas. Finalmente, en 2019 se habían transformado los 360 quioscos parisinos en modernos puntos de venta de 12 metros cuadrados, con calefacción y comodidades para quienes trabajan allí largas horas.