Desde otras posiciones en Intel le tocó desarrollar la participación en diversos proyectos de educación y hoy -como gerente general en Argentina- también tiene a su cargo los principales “Mega-Deals” con gobiernos en toda la región.
Por eso, el día a día de Lorena pasa por muchas “call conference” con distintos ejecutivos de la región y con su jefe en Washington, desde donde Intel promueve las mejores prácticas y experiencias en proyectos con gobierno de la región.
¿Cuál es el rol de Intel hoy en el vertiginoso mundo de la tecnología?
Intel siempre fue una empresa innovadora, pero quizás era más reconocida por sus productos orientados a la categoría de “consumo” y servidores, pero hoy estamos trabajando mucho más enfocados en brindar soluciones. Un vector claro es IoT (internet de las cosas) y allí Intel se está enfocando en ser un actor protagonista. Lo bueno es que estamos de punta a punta en este proceso: desde el dispositivo que se va a conectar hasta los servidores en los que se va a almacenar toda esa información en los diferentes mercados verticales.
¿Y cómo se organizan internamente para abordar IoT y los nuevo desafíos?
Hicimos toda una reorganización en términos de negocios y básicamente dividimos el mundo en 8 mercados verticales (transporte, retail, educación, salud, finanzas, gobierno, entre otras). Esto es justamente para empezar a profundizar y trabajar mucho más enfocados en cada una de las soluciones para cada una de esos verticales. Y a su vez, trabajar en todas ellas para interconectarlas, porque si vos hablas de autos autónomos por ejemplo, para eso no solamente tenés que trabajar con la industria automotriz, sino también con los gobiernos para generar las condiciones, por ejemplo. Lo que viene es la introducción de la tecnología en lugares que eran inimaginables.
Esta mirada más hacia brindar soluciones que hacia el dispositivo no excluye el fuerte de ustedes que es la fabricación de procesadores… ¿verdad?
Para nada, tiene que ver con potenciar ese negocio cada vez más. Es pensar cuáles son las condiciones que necesitamos para crear nuevos ámbitos de aplicación de tecnología en una solución más holística. En febrero estuve en Orlando, en la feria más grande de tecnología para la salud y vi cosas asombrosas. Por ejemplo una solución de realidad virtual (VR) aplicada a cirugía que permitía un viaje al interior del cuerpo humano: veías como un médico tenía que hacer una operación y a través del Oculus Rift puede ver por dentro todos los espacios y cavidades en 3D. Todo esto permite mayor precisión en las operaciones, ver con mucha más claridad todo lo que está pasando y desde diferentes puntos, incluso involucrar al paciente.
Muchos esperan que la realidad virtual y mixta sea la próxima tecnología en explotar en crecimiento…
Totalmente. Hay diferentes tecnologías conjugadas, desde la realidad virtual hasta la inteligencia artificial que va a permitir predecir muchos sucesos. El otro día leí un artículo que decía que si todas las historias clínicas del mundo estuvieran conectadas, la mortalidad bajaría un 20%. Imaginate ese análisis de datos aplicados al tránsito, lo que podríamos mejorar. En este momento, por ejemplo, el gobierno está en pleno proyecto de conectar los 18.000 buses de la ciudad de Buenos Aires. Esto permitirá brindar mayor seguridad al sistema (al saber dónde está cada unidad), pero además saber cuando llega el próximo y con cuánta gente.
Cuando todavía no terminamos de pasar a las redes 4G, Intel habla mucho de 5G, ¿por qué?
5G es clave para el desarrollo de IoT, básicamente porque minimiza la latencia (el tiempo de demora en pasar paquetes de datos dentro de una red o sistema). Lo más importante de 5G es la baja latencia, es decir, el tiempo que tarda desde el dispositivo en conectar y volver. Hoy no hay ninguna tecnología de conectividad que tenga una latencia tan baja que permita que todos los dispositivos estén conectados en simultáneo. Si vamos a poner autos autónomos en la calle, necesitas que eso no falle. Por eso todos los pronósticos son al 2020.
¿5G ya es un estándar acordado en la industria?
Sí. Esa es otra de las miradas importantes y ahí Intel tiene un rol activo porque estas cosas no las lidera una sola compañía, sino que tiene que haber toda una industria (del software, del hardware, de las comunicaciones) y los gobiernos también tienen que estar, ya que tienen que facilitar el upgrade de las redes que hay. Acá está todo el mundo en un mismo consorcio. Lo clave acá es la interoperabilidad de todo lo que vos conectes, porque si hay diferentes estándares o patrones, chocamos. Por eso es importante trabajar en un estándar mundial.
Como con el idioma que queríamos unirnos, el Esperanto…
Exacto, como el Esperanto de la tecnología, pero esperemos que con más resultado (risas).
De estos 8 mercados verticales, en la región y en Argentina, ¿trabajan todos y bajos los mismos lineamientos?
Sí, los mismos lineamientos, porque es un abordaje mundial. Obvio que en cada región se contemplan sus particularidades. En Argentina, por ejemplo, se hizo un gran trabajo en educación y somos hoy uno de los países con más base instalada de tecnología en la educación: hay 6 millones de netbook entre todos los planes.
Sin embargo, desde el lado de la ciudadanía común los planes de informatización de la educación generaron mucha expectativa y también -al final- un poco de desilusión porque la educación no mejora. ¿Qué balance hacen ustedes desde Intel?
Yo creo que la tecnología por sí misma no tiene sentido en ningún ámbito si no está acompañada por una implementación correcta. Pretender que un docente que se entrena con libros toda su vida, al día siguiente de clases con computadora, es ilusorio. Me parece que es algo que hay que desarrollarlo, todos los planes son mejorables, no sólo en Argentina sino en el mundo entero. Si se logra el plan de que se conecten todas las escuelas de Argentina le va a agregar mucho valor a lo que es la base instalada. Lo que sí me parece que falta es trabajar en el entrenamiento docente para introducir la tecnología en el aula. Por más esfuerzos que hagan los gobiernos, las provincias, las ciudades, la barrera más grande a la entrada de la tecnología son los docentes.
¿En qué estás abocada en tu día a día?
Desde octubre estoy sobre todo el vertical de gobierno para América Latina, ya no es sólo Argentina. Eso incluye el foco en salud pública, educación pública y transporte público. Mi día a día se basa en entender cuáles son las necesidades y “dónde le aprieta el zapato” a cada uno de los gobiernos de los distintos países en los que estamos para acercar ideas y soluciones.
Y cuando detectan una necesidad común, ¿van con soluciones ya estandarizadas?
Algunas soluciones están bastante estandarizadas, pero lo que tiene el mundo del IoT es que todo requiere un grado de customización, no hay una cajita que vos compras en retail y la instalas. Sí puede haber una solución dentro de lo que llamamos BKM, que son las Best Known Method de Intel y esto es lo bueno de que la compañía sea global y de organizarse por verticales. Si la ciudad de Buenos Aires quiere conectar el transporte público y entender cuál es la mejor solución, yo me doy vuelta y lo primero que hago es ir al que lidera el vertical de Intel en el mundo y ahí averiguo en qué ciudades del mundo trabajamos en eso y cómo nos fue.
Ahí ustedes asumen un rol de liderazgo…
Exacto, de liderazgo y recomendadores. Unimos las puntas, porque al final del día ni somos los implementadores ni los que hacemos el proyecto, nos limitamos a recomendar, entrenar, compartir las mejores prácticas que tenemos en otros lugares.
¿Del negocio tradicional de Intel qué parte te toca? ¿Por cuál canal ingresa lo que es el negocio más tradicional de venta de chips?
Ese es el negocio (risas). Todo sigue ingresando por el negocio tradicional, en el caso de Argentina por los canales habituales que siguen siendo las multinacionales y los armadores locales.
¿Cuál es tu mirada del nuevo marco regulatorio que elimina aranceles?
Yo creo que todo lo que genere facilidad para operar, al fin del dia, tiene que ser positivo. El negocio es dinámico, en Intel siempre decimos que lo único constante es el cambio. Si hay algo que tiene el empresario argentino es un instinto de supervivencia, una capacidad de adaptación enorme.
¿Cómo van a manejar el cambio que esto supondrá en los ensambladores locales?
Nosotros trabajamos para adaptarnos al entorno y para que nuestros clientes nos sigan viendo como un buen negocio para sus canales. Básicamente lo que hacemos es ayudarlos a hacer esa transición. Creo que este nuevo esquema va a ser bueno para el mercado. El mercado argentino se achicó mucho: del 2012 hasta el año pasado perdió 1 millón de unidades. Yo no te digo que mañana se van a vender un millón más, pero sí debería recuperarse un poco por la facilidad de la operación, y debería impactar positivamente en la introducción de nuevas tecnologías.