La Voz empieza a perder 10% de ejemplares por año (se acelera la debacle del formato tradicional)
En diciembre pasado había perdido el 5% de los ejemplares vendidos un año atrás. En mayo, la caída interanual fue del 7,3% y en junio y julio estuvo entre el 10 y el 12%. Para ser claros: los 101.090 ejemplares que La Voz vendió -en promedio- los domingos de junio de 2009 se convirtieron en 90.488 en junio pasado, más del 10% de caída en el principal día de la semana.
El promedio semanal (lunes a domingo) está a punto de caer por debajo de otra barrera psicológica: los 50.000 ejemplares. Los casi 58.000 diarios de junio del año pasado ahora son 51.000. Los martes, el día más flojo, ya vende menos de 37.000 diarios.
A este ritmo de deterioro incremental, el dead line del negocio en papel se acelera: si el New York Times (el diario más influyente del mundo) admitió que al formato tradicional le queda poco tiempo, la clave está en saber cuánto queda.
Sin duda los directivos de La Voz vieron el iceberg delante, el tema es si lo vieron a tiempo y si la maniobra por hacer girar el pesado Titanic se podrá realizar a tiempo para evitar un choque frontal.
El choque se viene. La duda será saber cuántas bajas quedarán (indudablemente el nuevo negocio no podrá mantener la misma estructura) y qué productos y formatos se subirán a los botes para llegar sanos y salvos a las nuevas costas del negocio periodístico.
(Más reflexiones sobre este tema candente de la industria editorial en nota completa).
El gran tema no son los ingresos que se pierden por la venta de ejemplares (algo marginal para el negocio), sino la tensión creciente en el negocio principal: anuncios cada vez más caros para una circulación cada vez menor.
Una línea de lectura de esta debacle introduce el tema político: Clarín registró una caída similar (del 10%) en los últimos meses y -sostienen- los coletazos de la pelea gobierno-Grupo Clarín podría estar repercutiendo también en Córdoba. De hecho, la propia presidenta aludió al matutino cordobés en la presentación del “caso Papel Prensa”.