Las personas saben que ahorrar, sin invertir, es un mal negocio, ya que dicho ahorro con el tiempo va perdiendo poder de compra.
Sin embargo, una gran parte de los argentinos no cuentan con cultura para la inversión, por lo tanto terminan volcando el excedente de dinero proveniente de los ingresos, que anteriormente era el ahorro, a la compra de bienes y servicios, que no siempre resultan esenciales.
El problema es que como habitualmente nuestros ingresos van por detrás de la inflación, entonces creemos haber encontrado “la fórmula mágica” y a cuenta de futuros ajustes por inflación de nuestros ingresos, comenzamos también a consumir a costa del crédito, y si bien algunos se conforman muchas veces con decir: “Ah,… pero es sin interés”, otros incluso han tomado deuda a tasas realmente elevadas.
En consecuencia, a lo largo de estos años no sólo se ha venido perdiendo el poder del ahorro, sino que además en muchos casos se han incrementado las deudas a futuro y ello nos coloca en una situación bastante delicada para lo que viene.
Resulta que, sin importar quién sea el que asuma como próximo Presidente, una de las tareas principales que deberá afrontar es bajar el nivel inflacionario y será muy difícil lograr ese objetivo sin tomar medidas que terminen por enfriar el consumo y como consecuencia termine afectando el sector laboral. Seguramente que traer inversiones externas puede ser una alternativa que permita mantener el mercado laboral, sin embargo no estoy seguro que ello sea en mejores
condiciones.
Con todo lo expuesto, lo que quisiera dejar claro como mensaje de este artículo es que sin importar quien sea la bandera política que nos gobierne hacia los próximos años, es recomendable comenzar a salirse del círculo vicioso que propone una economía inflacionaria, por lo cual resulta necesario tomar las riendas de nuestras finanzas, seguir consumiendo pero evitando el consumismo, no incrementar el nivel de deudas a futuro e idealmente bajarlas, retomar el ahorro como hábito e idealmente invertirlo.
En definitiva, es momento de pensar que con el cambio de gobierno, incluso aún bajo la posibilidad que el ganador sea un candidato oficial, también haya un cambio de la política económica y por lo tanto, es necesario parar la pelota y enfrentar esos cambios con las finanzas medianamente controladas.
¡Buen fin de semana!