- Pensando en 2015, ¿cuál es el panorama que se le presenta a la industria de la alimentación en el país?
- El panorama es muy bueno, difícilmente podría ser mejor. Aún cuando pudiera surgir una crisis a nivel local o internacional, las perspectivas que la Argentina tiene como proveedor mundial de alimentos son inmejorables, tanto por el volumen de la demanda, como por la diversidad y calidad de alimentos que podemos producir y los precios con los que podemos competir.
- ¿Cuál sería el mercado a conquistar en los próximos 5 años?
- Asía sin lugar a dudas y, fundamentalmente, China. Por una simple razón: como no tienen los recursos naturales para producir ellos mismos los alimentos que consumen necesitan comprarlos afuera. El agua, la tierra arable y los fertilizantes son recursos cada vez más escasos en el mundo y que nosotros tenemos, y en algunos casos de sobra. En este contexto, es muy probable que en los próximos años China invierta en los países de la región para producir los alimentos que necesitan y no puede producir en su territorio.
- ¿Es bueno o es malo que China invierta en el país para producir los alimentos?, ¿no deberíamos hacerlo nosotros?
- Nos conviene si sabemos negociar adecuadamente con ellos, lo que implica en primera medida diversificar la producción exportable que actualmente se concentra básicamente en la soja, que es un mecanismo de recaudación fiscal instrumentado por un gobierno central que invierte los recursos del Estado en el Litoral y abandona al resto de las provincias del interior. Si hacemos las cosas bien podremos aprovechar una circunstancia muy particular: China ha multiplicado en las últimas dos décadas por 10 el consumo de frutas y verduras. Los chinos no son tontos: saben que le tienen que dar a su población más alimentos y de mejor calidad.
- ¿Surgirán nuevas multinacionales cordobesas como AGD y Arcor?
- Es posible que muchas de las que hoy son pequeñas y medianas empresas se transformen en un futuro en multinacionales como AGD y Arcor, pero para ello lo que necesitamos es precisamente que existan muchas pequeñas y medianas empresas. Desgraciadamente hacemos las cosas mal y en lugar de allanarles el camino se lo dificultamos. Es lo que comúnmente se denomina la máquina de impedir, que tiene que ver con la burocracia, pero también con lo cultural y lo impositivo. En nuestro país las pequeñas y medianas empresas no tienen el prestigio que deberían tener, se las subestima e incluso en algunos casos se las identifica con la generación de pobreza y no de riqueza.
- ¿Continuará el proceso de concentración de la producción alimenticia?
- Si el Estado sigue sin intervenir seguiremos en esta misma dirección, con mayor concentración de la producción en manos de unos pocos.
- ¿Cuáles serían los productos a los que el país debería apostar para diversificar la producción?
- Verduras, frutos secos, cítricos, productos lácteos y tantos otros. Pero estamos haciendo las cosas al revés. En lugar de producir cerdos y exportarlos, los importamos y exportamos el maíz con el que por ejemplo los chilenos producen el cerdo que le venden a Japón. En vez de agregarle valor a lo que producimos nos estamos transformando en un país forrajero, es decir, un país que vende forraje para que otros agreguen valor a lo que producen. Nos concentramos únicamente en exportar soja, dejando a un lado una gran diversidad de productos que le podríamos estar vendiendo a China y a tantos otros países.
- ¿Es posible diversificar la producción con la soja cerca de los U$S 500?
- Es posible, pero son necesarias políticas públicas para aprovechar los recursos que provienen de la venta de la soja y promover una mayor diversificación en la producción de otros productos alimenticios. Para esto están los gobiernos, no para pensar únicamente en lo que le conviene hoy, sino para pensar en los próximos 10 o 15 años.
Lo que sucede es que es más fácil cobrar retenciones sobre la soja que hacerlo sobre un montón de productos que requieren tiempo de maduración.
- En este panorama que califica como inmejorable para el país, ¿cuánto hay de contexto externo y cuánto de trabajo interno?
- Desgraciadamente dependemos demasiado de lo que pasa afuera y hacemos poco para depender de nosotros mismos. En algún momento la soja dejará de tener el valor que tiene hoy como pasa con todos los ciclos económicos y vamos a tener que estar preparados. No hay soja para siempre.
- ¿Cómo va a jugar el tipo de cambio en los próximos años?
- La tendencia indica que el tipo de cambio argentino se apreciará cada vez más, por lo tanto basar las políticas de competitividad en un tipo de cambio alto tiene grandes riesgos.
- ¿Es posible abastecer al mercado interno con precios bajos y a la vez exportar?
- Uruguay exporta el 60% de la carne que produce y abastece al mercado interno sin ningún problema. Argentina debería hacer lo mismo; combatir la pobreza aplicando subsidios directos sobre determinados productos no significa obstaculizar la exportación como se hizo hasta ahora. No se puede tener productos baratos prohibiendo exportar. Ese tipo de políticas provoca lo que pasó con la carne; tuvimos carne barata durante 2 o 3 años y ahora es la más cara del continente. Es el mejor ejemplo de cómo las malas políticas conducen a resultados mediocres en el corto plazo y a pésimos resultados en el largo.
- En general, los productos alimenticios argentinos tienen fama mundial de calidad, ¿sigue siendo así?
- En algunos productos sí, pero en otros no. Lo que sucede es que en muchos casos no tenemos la cantidad suficiente para exportar y para conservar el sello de calidad de los productos argentinos no sólo tenemos que producir con alta calidad, sino también la cantidad suficiente para abastecer a los mercados externos con continuidad.
- ¿Cuál es nuestro principal capital como productores de alimentos?, ¿los recursos naturales o humanos?
- Los dos, pero ambos están descuidados. En el caso del capital humano muchas veces es subestimado y además está mal pago.
- ¿Los precios de los alimentos seguirán subiendo en este contexto?
- Los alimentos son generalmente los que más aumentan en un proceso inflacionario como el que tenemos y sobre todo los alimentos perecederos. Por eso, declaraciones como las del ministro (Amado) Boudou respecto a que la inflación sólo les preocupa a la clase media y alta chocan contra cualquier libro introductorio a la economía.
- ¿Los argentinos nos alimentamos bien?
- Por exceso o defecto nuestra población está cada vez peor alimentada. Entre las razones hay cuestiones vinculadas con los hábitos y otras con el precio de los alimentos.
- ¿Cuál es el impacto de la tecnología en el mundo de los alimentos?
- La tecnología está cambiando todo: los métodos de producción, los tipos de productos, el ciclo de conservación de los productos, la utilización de los insumos, la genética de los productos, y tendrá cada vez mayor incidencia.
Entrevista: Marcela Pistarini
Fotografía: Álvaro Corral