Un sandwich vale $ 30 y un jugo de naranja exprimido a la vista, $ 20. Todos los productos se elaboran a la vista y la clave de Sandwich Express es que sean accesibles a los empleados de comercio: “Ojo, los gerentes también mandan a comprar sandwich de ternera y licuados y quedan chochos, pero ellos lo hacen una vez a la semana. La recepcionista quizás acude a nosotros dos veces a la semana y el cadete viene tres veces a la semana”, explica Warde.
Con simplicidad y claridad a la hora de plantear su modelo de negocios, Sandwich Express opera 3 locales propios y tiene 4 franquicias ya encaminadas en la ciudad. Y eso es sólo el comienzo: tiene pedidos de Río Cuarto, Villa María y Villa Dolores, por sólo citar algunas plazas con interesados.
Para operar un local (buscan entre 40 y 60 m2) llave en mano, la franquicia cuesta $ 250.000, siendo una de las más baratas en este sistema comercial. La grilla de productos pivotea sobre 10 tipos de sandwichs, todos abundantes y con productos de primera calidad, acompañados de jugos, licuados y gaseosas. La idea es cumplir la vieja triple B: bueno, bonito y barato.
“Algunos locales, por su ubicación, también son fuertes en cafetería. Pero todos se manejan con dos o tres empleados porque todo está bien diseñado y aceitado”, subraya Warde. Por un local de Sandwich Express pueden pasar unos 500 clientes por día.