Ya es científico: la modalidad híbrida es la preferida para trabajar (la UNC busca aportar datos para la toma de decisiones en ámbitos públicos y privados)

Se presentó un estudio sobre las condiciones en las que se desarrolló el teletrabajo durante el ASPO. Recoge datos de 7 provincias (Córdoba, Catamarca, Santa Fe, Chubut, Tucumán, Jujuy y Salta) con conclusiones interesantes sobre igualdad de género, emociones registradas, cambios en la conducta y adaptaciones en las dinámicas familiares. Como dato saliente, al consultar sobre las preferencias en el modo de trabajo para la post pandemia -independiente del género, edad y cargo laboral- la opción predilecta fue un esquema híbrido. Veamos.
 

La Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba difundió su investigación “Teletrabajo en pandemia: un análisis interprovincial de las condiciones en las que se desarrolló el teletrabajo en contexto del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO)”. De la investigación participó un equipo interprovincial conformado por personas del sector académico y público de Córdoba, Catamarca, Santa Fe, Chubut, Tucumán, Jujuy y Salta. La encuesta constó de 43 interrogantes destinados a analizar las particularidades del teletrabajo, proponer acciones que mejoren el vínculo en este proceso, el bienestar humano y las perspectivas inclusivas e igualitarias. La misma fue respondida por 1.500 personas de las provincias mencionadas.

“El teletrabajo llegó para quedarse, es por eso que es muy importante que estos datos sean tomados en cuenta para el cambio de actitudes y de hábitos y para que las legislaciones se adecuen a lo que las personas necesitan para su bienestar”, advirtió Patricia Altamirano, decana de la Facultad de Psicología de la UNC.
 


El estudio se centró en el análisis del trabajo, el bienestar y la igualdad de género, por medio de dos categorías centrales de la experiencia -Tiempo y Espacio-, consideradas en tres dimensiones de su uso: reproducción de vida, reproducción material y reproducción cultural y social. “Estas dimensiones del uso del tiempo y el espacio son fundamentales, no solo para la realización personal, sino que constituyen elementos primordiales para la conservación de la salud mental”, afirmó Patricia Altamirano, directora del equipo que llevó a cabo este estudio. 

El informe recoge datos sobre las características de la muestra y los aspectos sociodemográficos generales, continúa con algunas consideraciones sobre la Reproducción de vida (actividades realizadas durante el confinamiento, horas dedicadas, distribución de las tareas, el tiempo destinado al cuidado de familiares, ayuda recibida y el impacto del teletrabajo en las responsabilidades laborales y familiares), la reproducción material (análisis de las jornadas de teletrabajo, el impacto de este en las responsabilidades laborales, la prolongación de la jornada laboral y sus diferencias de extensión según género y cargo) y la reproducción cultural y social (cuántos días libres tenían los encuestados durante la semana, las emociones que surgieron en relación al teletrabajo y cómo estas varían por género y rangos etarios). Además, se estudiaron los cambios en ciertas conductas durante el confinamiento y el incremento del consumo de sustancias. 
 


Conclusiones destacadas
En relación a las emociones asociadas al teletrabajo, en términos relativos, las mujeres sintieron más emociones positivas que los hombres. Estos, por su parte, declararon haber tenido emociones negativas en mayor medida, con excepción de la sensación de soledad, más percibida por las mujeres y más mencionada en el rango de 40 a 44 años. Las personas de entre 30 y 34 años fueron las que más mencionaron las emociones vinculadas a la indiferencia y la angustia, seguidas de la desorganización. El agotamiento solo fue referido por personas de entre 20 y 39 años y el cansancio fue frecuente entre los 25 y 59 años. Se registró un pico de ansiedad entre los 35 y 39 años. En relación a las dificultades percibidas que provocan emociones negativas, la que mayor frecuencia tuvo para ambos géneros, fue la dificultad para priorizar y organizarse. 

Al indagar sobre la variación en las conductas durante el confinamiento, las mujeres presentaron una tendencia levemente superior al incremento de consumo de alimentos, alcohol y pastillas para dormir, en relación a los hombres. Con respecto al consumo de alcohol es notable el incremento en los participantes que tienen hasta 44 años de edad, luego de lo cual empieza a decaer. En el caso del cigarrillo el pico se encuentra antes, entre los 30 y 34 años. El consumo de drogas, por otro lado, prevalece entre los 35 y 44 años. Tienen entre 30 y 34 años quienes reportaron haber consumido pastillas para dormir durante este periodo. Mientras que el consumo de antiinflamatorios y ansiolíticos parece ser más común en aquellos argentinos que tienen entre 40 y 44 años. 

En relación a las actividades no laborales que realizaron con mayor frecuencia los encuestados, se encuentran las tareas del hogar (limpiar, cocinar, cuidado de niños, etc) en aproximadamente el 82% de los casos, seguidas por actividades vinculadas al ocio (como ver películas, series, leer) en un 42%, el cuidado personal (32,41%), los encuentros virtuales (27,01%) y por último las actividades académicas (8,17%). A su vez, las tareas del hogar fueron realizadas con más frecuencia por las mujeres que por los hombres. Si bien el 100% de los hombres declararon haber realizado tareas domésticas, las mujeres le dedicaron en promedio más horas que los hombres. Un dato llamativo es que los hombres entre 30 y 35 años son los que menos horas dedicaron a las tareas del hogar y con los años fueron incrementando la cantidad de horas destinadas a las actividades domésticas, contrario a lo que podría suponerse. Además, sobre la modalidad en que se distribuyeron las tareas del hogar, la percepción de equidad de género es superior a lo que se evidencia al analizar las horas realmente dedicadas. En este sentido, es destacable que los hombres declaran que las tareas se reparten equitativamente, en un mayor porcentaje que las mujeres. Las mujeres dedicaron mucho más tiempo al cuidado de familiares que los hombres. En relación a las mujeres con trabajos independientes parecen ser las más perjudicadas en cuanto a las tareas del hogar, siendo las que más declaran realizarlas. Si bien en todos los niveles de formación la distribución equitativa de tareas es la respuesta más habitual, los datos sugieren que, a menor nivel de formación, mayor es la cantidad de tareas que recaen sobre estas mujeres.
 


Por otra parte, la tan mencionada solidaridad en tiempos de pandemia no parecería haberse visto reflejada en el estudio. El 30% de los encuestados declaró haber recibido ayuda de familiares y amigos solo 1 (una) vez en casi 8 (ocho) meses de Aislamiento Social Obligatorio y solo el 20% de los participantes reporta 3 (tres) veces en el mismo tiempo. 

Durante el aislamiento, los hombres disfrutaron con mayor frecuencia de las actividades de ocio, en particular, los que tenían trabajo de empleados o mandos medios. Aquellos con cargo de dirección dedicaron significativamente menos tiempo a esta actividad. 

Es llamativo que con el teletrabajo que obligó a las personas a permanecer en sus hogares con sus convivientes, más de la mitad de los participantes consideraron que el teletrabajo logró incrementar la carga laboral y solo un tercio que se incrementó la carga de actividades familiares. 

En relación a la extensión de la jornada laboral, sí se evidencian diferencias por género. Del segmento de la población que trabaja jornada completa, el 71% de las mujeres informó una extensión muy frecuente, mientras que solo el 50% de los hombres reportó lo mismo. Los datos sugieren que esta situación, además, no parecería ser una continuidad de la pre pandemia sino un fenómeno propio del aislamiento. 

Un aspecto positivo del teletrabajo fue la autopercepción sobre el desempeño laboral. El 76,54% de los encuestados consideraron que el suyo fue igual o superior en comparación al trabajo presencial. 

Al consultar sobre las preferencias en el modo de trabajo para la post pandemia - independiente del género, edad y cargo laboral- la opción predilecta fue un esquema híbrido. En relación a quienes prefirieron el teletrabajo como modo de trabajo futuro, tuvo mayor pregnancia en las mujeres que en los hombres. 

Sobre los aspectos del teletrabajo que más molestan, no se encontraron diferencias entre hombres y mujeres. Ambos grupos indican que se les dificultó articular temas del hogar con el trabajo. Otras quejas se centran en cuestiones vinculadas a la conectividad, el equipamiento físico e informático, así como al tiempo dedicado. La mitad de mujeres y hombres manifiestan disconformidad por la extensión de la jornada laboral en el teletrabajo. También, se destaca que perciben capacitación insuficiente para esta modalidad de trabajo, en especial los hombres. Finalmente, entre los aspectos más mencionados como negativos del teletrabajo está el hecho de que este reduce las instancias para compartir con compañeros de trabajo. Sin embargo, pocos evidencian disgusto con trabajar solos, por lo que se intuye que los participantes extrañan el vínculo social con los compañeros de trabajo.
 

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