Le preguntamos al presidente del Ieral de Fundación Mediterránea, Marcelo Capello, y al titular del Iaraf, Nadín Argañaráz, si las medidas anticipadas en Página 12 podrán reactivar la actividad.
Esta es la visión de cada uno de ellos:
Marcelo Capello: “actualmente existen dos visiones en el Gobierno sobre cómo tratar con los problemas del dólar y el nivel de actividad económica.
Por un lado, el presidente del BCRA no quiere arriesgar, se da cuenta que, para decirlo en términos futbolísticos, el partido se juega de visitante y ante el campeón del mundo, y que ya no compiten por el campeonato, por lo que quiere meter a todo el equipo en su propia área y tratar de aguantar el resultado hasta el final. Su visión es que se deben mantener altas las tasas de interés a través de una dura política monetaria, para que no se escape el dólar blue, aunque la actividad económica siga resentida, porque teme que aliviando el torniquete monetario se genere una fuerte turbulencia financiera, cuya inestabilidad agrave aún más la situación en el consumo, la inversión y la producción. Esto es, no quiere arriesgar por temor a una crisis económica fulminante en los últimos meses de gobierno, que termine por dilapidar el capital político antes acumulado.
En el Ministerio de Economía, en cambio, con mayor ímpetu juvenil creen que con el empate no alcanza, y desean atacar con más jugadores con la esperanza de meter un gol salvador en el último minuto. El riesgo, por supuesto, es que se descuiden en defensa y reciban una goleada histórica. Con esa mirada, desearían comenzar a desarmar el apretón monetario del BCRA para que baje la tasa de interés, generando además políticas de créditos subsidiados para el sector productivo. Salir de la recesión es su objetivo, para llegar a 2015 con una economía que muestre números positivos en la actividad productiva.
¿Qué prevalecerá? ¿El catenaccio del jugador experimentado o el jogo bonito de los recientes debutantes? En estas situaciones económicas se debe recordar que siempre es bueno atender al orden de magnitudes. En este sentido, la economía en 2014 cayó en ajuste por los desequilibrios generados en períodos previos, y este año una caída de 5 puntos en los ingresos reales de la población representará una merma en el poder adquisitivo por el equivalente a $ 50 mil millones de la masa salarial ampliada (salarios, jubilaciones y planes sociales).
A esta cifra se deben sumar los efectos originados en la falta de confianza, las expectativas negativas y los errores de política, que desincentivan la inversión y la compra de bienes de consumo durables. Parece un cóctel demasiado complicado como para compensarlo sólo con alguna mayor flexibilidad para importar y con una política de crédito subsidiado, que por cierto beneficiará en mucho a los escasos afortunados receptores”.
Nadín Argañaráz: “La actividad está paralizada por la distorsión de precios relativos generada por la inflación. A esto se le sumó la suba de la tasa de interés determinada por el BCRA para incentivar a que los agentes se queden en pesos en los bancos. Con una recesión en la industria y un parate en el resto de la actividad económica cae la demanda de crédito ya sea para financiar capital de trabajo como activos fijos. Menor actividad implica menor demanda de importaciones. El motor de este esquema económico fue el consumo, que cae en función de la caída de salarios reales y de las expectativas negativas en materia de empleo que se empiezan a generar.
Son medidas activas que pueden ayudar a determinados sectores, pero mientras no se ataque integralmente el problema inflacionario, son paliativos.
Moderar la tasa de inflación como pasó en abril y seguramente pase en mayo tiene el costo de la ralentización de la actividad económica. Es un conflicto de objetivos: para moderar la inflación el BCRA bajó la tasa de emisión de base monetaria a menos del 20% interanual, lo que casi duplicó la tasa de interés y profundizó el parate económico.
Salir del parate implica resignar reservas, y entre eso se debate el gobierno: reservas versus recesión. Ambas cuestiones son centrales. Es poco probable que la tasa de interés baje genuinamente. Si el BCRA insiste en hacerlo, aumenta la presión sobre el dólar. Hay un estrecho margen de acción. Por eso pueden tomarse medidas del tipo mencionadas al inicio, pero serán meros paliativos para la economía como un todo”.