El disparador de González Ruzo fue una tarde en la que jugando al fútbol de manera amateur, un compañero le preguntó por qué había jugado tan mal. Allí despertaron la curiosidad y las ganas de tener una app que le brindara todos los datos y estadísticas del partido que fuera a jugar.
La primera etapa fue netamente de investigación y duró dos años. Todo el estudio se basó en tecnología aplicada al deporte, desarrollo y mercado, apoyado en charlas con entrenadores, desarrolladores de hardware y gente especializada del fútbol.
La segunda parte del proyecto de José fue salir a buscar a sus socios José Luis y Agustín para complementarse, ya que él viene del mundo de la publicidad y necesitaba apoyo en cuanto al desarrollo de programación, cuestiones técnicas desde lo tecnológico y manejo económico.
Desde diciembre están inscriptos como empresa SAS y rápidamente buscaron inversión, para establecer la empresa, montar las oficinas y desarrollar los prototipos. Hasta llegar mediante prueba y error al “mínimo producto viable”.
Actualmente transitan por la tercera versión del producto, que ya está colocado en el mercado local y extranjero, funcionando activamente en 6 clubes de Argentina, España e Inglaterra.
¿En qué se diferencia Oliver de la tecnología utilizada en el profesionalismo?
El fútbol profesional utiliza herramientas como pecheras que miden el ritmo cardíaco o chips en botines con costos muy elevados, que rondan entre los US$ 2.500 y los US$ 3.000.
Además estos dispositivos cuentan con un equipo técnico y de trabajo detrás que se encarga de recopilar y traducir todos los datos, que luego arrojan algún dato importante al entrenador que le ayude a la toma de decisiones.
Oliver, detectó un mercado gigante en las divisiones inferiores, ya que no poseen toda esa estructura de trabajo como los planteles profesionales.
“Las inferiores y equipos amateur tenían que tener algo más directo, rápido, económico pero igual de eficiente que los profesionales” comenta el CEO, José González Ruzo.
Teniendo todas estas conclusiones logradas, desarrollaron el software de Oliver. Sin dudas el gran valor del proyecto es que toma nota de todo y en la nube se encarga de interpretar los datos que el dispositivo les arroja.
Esta solución tecnológica que plantea Oliver cuenta con 3 partes:
1- El dispositivo: con el tamaño de una moneda, se ubica en un tobillo del jugador de manera prolija y segura.
2- El trabajo del dispositivo: recolecta toda la información del campo de juego y lo que va sucediendo, tanto de manera individual como colectiva (puede haber varios dispositivos en el equipo colocados para determinar datos como la afinidad en el juego entre jugadores).
3- Datos recolectados: son interpretados y se depositan directamente -en tiempo real- en la aplicación de Oliver para luego figurar en los teléfonos celulares de los usuarios.
De esta manera se logra adquirir todos los datos sin necesidad de un equipo especializado para interpretar la información.
Hardware y Software
El hardware es diseñado en Córdoba, con aportes de ingeniería electrónica de España, y la finalización física sucede en China.
En cuanto al software, es propio de Oliver y desarrollado totalmente en la ciudad de Córdoba.
Objetivos de expansión
Para los socios de Oliver, el camino recién comienza y se está gestando la etapa de expansión internacional. El mercado natural y fuerte es Europa, como primer paso, y ven como techo, ser una empresa global.
El emprendimiento ya tiene puesto un pie en Europa, puntualmente en Barcelona, donde reciben el producto terminado directamente de China, y completan la comercialización en el viejo continente. Una vez que se logre instalar el producto en dicha geografía, la idea de Oliver es expandirse hacia la venta de manera unitaria, en plataformas como MercadoLibre o Amazon, para que cualquier persona que lo desee lo pueda comprar.
Precio y comercialización
El modelo de negocio es la venta en gran volúmen a divisiones inferiores de distintos clubes y el precio (aunque depende de las unidades pedidas) en promedio cuesta unos US$ 150 por dispositivo, con una membresía anual de 100 dólares por equipo; lo que incluye mantenimiento y actualizaciones de software.