La política del “1 a 1” de Guillermo Moreno dejó en evidencia la crisis del sector externo argentino. Por entonces, para permitir importar había que exportar por el mismo monto.
Así, una trader como la cordobesa Nexus América, debió rebuscarselas para poder traer algunos productos que le habían encargado sus clientes.
“Compramos un lote pequeño de vinos que enviamos en un contenedor consolidado a China, donde desde hace varios años trabaja uno de los socios de nuestra empresa. Ese primer envío fue a pérdida pero después la cosa cambió”, cuenta Pablo Castelvetri, quien junto a su hermano Sebastián y Ramiro Gómez López, dirigen Nexus América.
Tan bien les fue que este año prevén exportar 400.000 botellas al gigante asiático de las tres marcas que comercializan: Llao-Llao, Casa Ereaux y -el tope de gama-, Mesidor. Son vinos elaborados con uvas Malbec, Cabernet Sauvignon y Syrah en dos niveles: varietales y reserva. Y este año incorporarán Chardonnay.
El chino consume vino como símbolo de prestigio. “El vino ha ingresado a China desde hace solo un par de décadas y también hace relativamente poco tiempo que está al alcance de la mayoría de la población. Por lo que para vender allí primero necesitamos difundir la cultura vitivinícola argentina y luego nuestros productos en particular”, cuenta Gómez López, que vive hace 10 años en Guangzhou y es el gatekeeper que ha logrado lo que pocos bodegueros argentinos pudieron.
Y agrega: “Muchos chinos conocen Argentina solo por el fútbol y no tienen conocimiento sobre los productos argentinos. Es una tarea que requiere mucho tiempo y esfuerzo, pero sin dudas es una gran satisfacción ver como nuestros vinos argentinos están cada vez más en los hogares y restaurantes en China”.
La mayor parte de la exportación se destina a la región del sur, provincias de Guangdong, donde viven 100 millones de personas; Guangxi y Fujian, y este año pretenden llegar a Shanghai y Beijing.
Pero los siguientes pasos se orientarán a un mercado que puede pagar un poco más (el tope de gama se vende a US$ 60 en China) y que exige vinos de mejor calidad: Estados Unidos y Rusia.
Para el primero ya tienen la marca lista -aunque prefieren no difundirla- y, en paralelo, preparan reuniones de negocios para dentro de pocos meses en Moscú con la firme intención de que esa ciudad sea cabeza de playa del desembarco en Rusia.
Así las cosas, de una situación crítica surgió un gran negocio que hoy permite a una pyme local vender miles de botellas vinos en tres de las economías más fuertes del mundo.
“Cuando comenzamos este proyecto, teníamos también la intención de desarrollar mercados externos para productos argentinos, con todo el desafío que ello implica”, recuerda Gómez López.
Es que ya lo decían los chinos hace miles de años y quedó grabado en la etimología de la palabra “crisis”, que para esa cultura significa peligro, pero al mismo tiempo, oportunidad. (GL)