Marcelo Geremía está dolido y tiene razón: fue a un concesionario “serio” a cerrar la compra de un vehículo con su pareja Florencia Deheza y todo parecía ir sobre ruedas. Pero vino la devaluación y explica: “en las ganancias, Chexa no las comparte con sus clientes; ahora que tienen que afrontar el riesgo empresario deciden transferir toda la eventual pérdida a los clientes”.
El tema es así: la operación se cerró el 7 de enero donde entrega una seña de $ 2.000 por una Agile LS de $ 105.000. Se pauta la forma de pago, que incluye un auto usado, efectivo y un crédito, pero Chexa sólo emite un recibo que no especifica el pago total de la unidad.
El 21 de enero se pacta la entrega para el 28, pero ahí le informan que las entregas están suspendidas hasta que se revise el aumento que darán las fábricas en sus productos.
“La falta de lealtad comercial y el maltrato del director comercial de Chexa es enorme –explica-; ante mi insistencia que ellos debían respetar el precio ya que el bien había sido abonado en su totalidad, me dice con mucha sorna que me fije si en el recibo consignaba que era por cancelación total, algo que deliberadamente no ponen para cubrirse. En resumen: el vehículo ya está pagado, Chexa recibió un usado, dinero en efectivo y un crédito, pero tengo que esperar la entrega a condición de pagar un sobreprecio”.
¿Otros casos similares?
Denuncia que Chexa le cambió el precio del auto después de cerrada la operación (¿más casos por ahí?)
Ya lo decía mi abuela: el hilo se corta por lo más delgado, ¿no? Así sucedió en el caso que nos presenta Marcelo Geremía: cerró una operación por un Chevrolet Agile SL por $ 105.000 el 7 de enero, entre seña, un usado y calzó la operación con un crédito. Pero a la hora de retirar el vehículo… ¡Sorpresa! (Leé el caso y contanos el tuyo en la nota completa)