El perfil exportador argentino durante la pandemia por coronavirus muestra una clara primarización de las ventas al exterior, aunque más por el fuerte retroceso en la colocación de productos industriales en los mercados externos que por incremento de las de commodities agrícolas y de los principales complejos agroindustriales.
Así se evidenció en los primeros cinco meses del año, 7 de cada diez dólares exportados correspondió a productos primarios o manufacturas de origen agropecuario (MOA).
Se trata de la mayor participación de este segmento en el total de exportaciones en los últimos 35 años.
"La suma de las exportaciones de productos primarios y manufacturados de origen agropecuario suman un monto que representa en el primer quinquemestre 71% del total", destacan desde DNI Consultores.
Con mirada retrospectiva, el documento señala que "un porcentaje de esta dimensión no era alcanzado por estas ventas externas desde 1986, cuando se alcanzó una cifra que equivalió a un 75% del total", sumados bienes primarios y MOA.
En cuanto a las exportaciones de origen industrial, su participación cayó el año pasado al 22%, un guarismo que no se veía desde 1992, revela el estudio.
Ésta es la foto actual del perfil exportador argentino, en parte, atravesado por la pandemia. Pero no todo es culpa del coronavirus. Al observar la película, asoman algunos desafíos que habrá que atender más temprano que tarde.
"Es necesario mejorar la competitividad, es un tema complejo en un mundo que está cambiando pero hay que cosas que había que haber hecho y no se hicieron", señaló Enrique Mantilla, presidente de la Cámara Argentina de Exportadores (CERA).
Se refiere a compromisos que surgen del Acuerdo de Facilitación del Comercio, ratificado por el país enero de 2018, como tener un Comité Nacional de Facilitación del Comercio u otros instrumentos que aún son una deuda pendiente.
"Lo único que se hizo es la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE)", aseguró Mantilla, para quien otro punto clave es la cuestión del financiamiento a los exportadores y "los elevados costos cuando se pretende abrir un nuevo mercado".
Para Marcelo Elizondo, director general de DNI Consultores, hay un impacto en las exportaciones atribuible a la pandemia, en especial por el "perfil de clientes de la Argentina".
Mientras China, India o Vietnam, y en menor medida Malasia e Indonesia "con o sin cuarentena nunca dejaron de comprar alimentos o productos primarios", los industriales a Brasil "fueron los más golpeados, como el caso de los autos".
No obstante, Elizondo aclaró que "exportar productos primarios no está tan mal porque a diferencia de 1986 cuando se exportaba sin valor agregado, hoy los productos primarios tienen tecnología, modificación genética, utilizan satelización productiva, agricultura de precisión, maquinaria agrícola".
Y enfatizó: "Hoy hay mucha más tecnología en algunos productos primarios que en ciertos bienes industriales precarios".
Lorenzo Sigaut Gravina, director de Ecolatina, coincide con esta mirada. "Las MOA por definición tienen mucha tecnología para tener mejores rindes, semillas resistentes, biotecnología, es decir, primarizar no necesariamente es algo malo", consideró.
La cuestión, en todo caso, tiene que ver con las oportunidades no aprovechadas. "El problema de vender productos primarios es que alguien está capitalizando ese valor agregado, transformando eso en MOA, en animales o productos con más valor agregado", señaló. "El tema es más lo que perdés de hacer y no tanto echarle la culpa a la primarización", remató.
Hacia adelante, Elizondo advirtió sobre los cambios políticos y tecnológicos que atraviesa el mundo, más allá de esta pandemia. "Veo más puja geopolítica que comercial por saldo exportables", indicó Elizondo.
Ante la pospandemia, cree que habría que poner el acento en mejorar la competitividad pero también diversificar mercados, empezando a mirar un poco más a países como Vietnam, Taiwán, México o Canadá, "no para reemplazar a Brasil, sino para complementarlo".
Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior Siglo XXI, destacó que "se necesita un plan económico que incluya un programa agresivo de exportaciones con fuerte crecimiento de la competitividad".
En momentos en que el Mercosur cruje por algunas desaveniencias entre los gobiernos, Ponce apuesta a "desideologizar nuestros vínculos políticos para no perjudicar los vínculos comerciales".
Esto sin olvidar la conveniencia de "diversificar mercados en Américs latina, buscando cadenas de valor regionales más cercanas". En el horizonte aparece un mundo más complejo, caracterizado por una crisis por la pandemia en que "van a achicarse muchas cadenas globales de valor", pronosticó Ponce.