La crisis económica derivada por la pandemia de coronavirus provocó una caída de la facturación al 50% de las grandes empresas argentinas, mientras que para un 25% sus ingresos se mantuvieron sin cambios y el 25% restante logró vender más que antes, según una encuesta realizada por Deloitte, Santander Argentina y la Universidad del CEMA.
Sin embargo, la mirada es alentadora de cara al futuro: el 65% de las compañías encuestadas estiman que la recuperación de sus actividades se concretará en seis a 12 meses. Se trata de empresas con ventas de $ 600 millones a $ 6000 millones anuales, con estados contables auditados en los últimos tres años y utilidades al menos en dos.
Entre los sectores que más pronto esperan una reactivación, figuran la industria de la construcción, que estima alcanzarla en el primer semestre de 2021, mientras que comercio lo prevé para la segunda mitad de ese año. En tanto, los sectores de servicios, manufactura y agropecuario proyectan una reactivación recién para el segundo semestre de 2022.
Para las empresas, según el estudio, es muy importante en la nueva normalidad mantener el enfoque en el flujo de caja y capital de trabajo; también, priorizar el manejo de efectivo y realizar proyecciones de flujo para el siguiente trimestre. Y considerar reservas de efectivo adicionales en caso de nuevos brotes.
Además, destacan que se deben asegurar la disponibilidad de las líneas de crédito ya otorgados, diversificar fuentes de financiamiento y reestructurar aquellos que sean necesarios. Será central establecer el ciclo de caja como indicador clave, dar seguimiento a la cartera, optimizar inventarios y buscar mejores plazos de pago y evaluar instrumentos financieros que permitan mitigar riesgos (por ejemplo, el tipo de cambio, alza de precios de materia prima, entre otros). Y, por último, identificar reducciones de costo y gastos que no afecten la operación o al crecimiento futuro, entre otros puntos.
La encuesta “Gestionando la incertidumbre bajo la nueva realidad” también reveló que las empresas mantuvieron costos y gastos, a excepción de las inversiones en maquinaria, equipo y tecnología.
El 25% de las empresas estima lograr una reducción de al menos el 10% en los gastos, gracias a la modalidad de trabajo remoto.
Además, el 40% de las compañías mantuvo el nivel de endeudamiento y el 74% no ha reestructurado sus créditos, precisó el informe de Deloitte, junto a Santander y la Universidad del CEMA.
Durante la pandemia, el 38% registró un aumento en su comercio electrónico, especialmente el sector comercio, donde el 71% de las empresas experimentaron algún incremento. Solo el 18% de las empresas cerró algunos puntos de venta durante la contingencia por el brote de covid-19. En tanto, el 64% de las compañías ajustó su oferta, buscando satisfacer nuevas demandas o mantener la operación en marcha, siendo las del sector Servicios las que se destacan por este ajuste.
Para mantenerse o crecer en el mercado, el estudio recomienda identificar las nuevas necesidades de los clientes, así como sus capacidades de gasto para adaptar la oferta de productos y servicios; aumentar la capacidad de la empresa en comercio digital y el uso de plataformas que favorezcan el autoservicio; reevaluar los puntos de venta físicos para mitigar los riesgos y definir mensajes clave y ampliar la comunicación con los clientes, generando confianza sobre las medidas de seguridad e higiene
A nivel operativo, durante esta crisis sanitaria un tercio de las empresas redujeron o suspendieron las horas extras, los turnos o bien la jornada laboral. El 47% de las empresas de comercio redujeron o suspendieron turnos y un 29% achicó la jornada laboral. En el sector de manufactura, un 39% redujo o suspendió horas extra, un 28% la jornada laboral y 39%, los turnos. En servicios, en tanto, 41% redujo horas extra, 38% la jornada laboral y 32% los turnos.
El estudio destaca que “sólo el 6% de las empresas realizó un paro total de sus operaciones”.
Con respecto al talento, la encuesta precisó que el 76% de las compañías prevé mantener el mismo número de colaboradores; apenas un 7% estima un incremento y el 17% restante, una disminución.
Al respecto, destaca que incorporar personal en forma adecuada a la nueva normalidad favorece la productividad y genera certidumbre. Y destaca que se debe diseñar y comunicar el plan de retorno, incluyendo la definición de nuevos esquemas de trabajo, políticas, medidas de seguridad, y protocolos ante rebrotes; redefinir la propuesta de valor al talento, buscando retener al mejor personal; y promover su salud física y emocional para mantener la productividad. También hay que considerar normalizar el trabajo virtual, estableciendo nuevos objetivos e indicadores de desempeño y ofreciendo tecnologías de comunicación para su funcionamiento. Y, además, “definir planes de sucesión para puestos clave”, revisando la estructura de los equipos, la duplicidad de funciones y líneas de reporte, destacó.
El estudio también recomendó identificar personal destacado durante la contingencia, desarrollando esquemas de reconocimiento monetario o no monetario y, en el retorno a la empresa tras la pandemia, privilegiar la flexibilidad. Y, no menor en este contexto de inestabilidad, realizar acciones que den certidumbre y eviten rumores.