En Colonia Caroya no todo es salame. Desde los comienzos de su fundación con la llegada de los inmigrantes italianos, los pobladores fabricaron sus propios insumos para la construcción, el ladrillo de barro, la teja simil muslera colonial y el ladrillo cerámico tienen fuerte tradición en varias familias descendientes de los primeros habitantes.
La familia Roggio, no escapó ese legado, y lejos de olvidarlo lo honra en un sostenido crecimiento que lleva ocho décadas y cinco generaciones, la historia de una ciudad está en sus paredes, en ellas ladrillo a ladrillo se han construido los hogares de miles de vecinos locales y otros tantos de la región.
Hoy Roggio SRL apuesta a mantener el crecimiento alcanzado en post pandemia, al límite de su capacidad de fabricación y con una apuesta fuerte en la profesionalización de sus áreas más sensibles.
“La pandemia nos afectó, pero también se incrementó la demanda, atenderla, producir más, apuntar al abastecimiento del mercado regional y llegar al máximo de la capacidad productiva fue nuestro propósito en estos últimos dos años”, reconoce Juan Enrique Veralli Pattacini, gerente general de la firma.
Pattacini explica que “en un contexto tan inflacionario el producto de Ladrillera Roggio, es de gran demanda ya que se convierte en reserva de valor, este fue uno de los motivos que impulsó a la empresa a aumentar las horas de producción”.
El gerente afirma que tomaron la decisión de no parar la fábrica “se trabaja continuamente desde hace dos años y medio, no se apaga el horno, así logramos incrementar en más de un 25% nuestra producción, este es nuestro límite cómo tenemos montada la planta hoy, pero tenemos planificado una mejora que nos permitiría ampliar ese límite para fin de año, asegura.
Para alcanzar estos objetivos, se mejoraron los procesos productivos, “nos dedicamos especialmente a optimizar las horas de mano de obra. Reforzamos contratando más gente, se mejoraron condiciones y designamos un encargado de Producción".
Se hicieron inversiones en mejoras de procedimientos, planta y recursos presentes y en facilitar con nuevas herramientas el trabajo manual que lleva el ladrillo.
Los números
- La empresa está montada en seis hectáreas
- 1200 metros cubiertos.
- Pasaron de 28 a 40 empleados
- Se producen 260.000 ladrillos mensuales
- En proporción se elaboran ladrillos para tres viviendas familiares por día.
“Nuestro objetivo actual es generar una meseta y no caer, en este tipo de empresa el tiempo es la variable a tener en cuenta, convertirla a una fábrica de proceso continuo, un horno que trabaje a un ritmo continuo las 24 horas los 365 días del año fue un desafío, cada minuto que pasa es importante”, manifiesta Veralli Pattacini, “una parada de planta significa, apagar el horno y 5 días de pérdida”.