En pocas palabras: lo que realizan desde Hedro es mitigar la producción de basurales a cielo abierto, gestionando una porción de los residuos voluminosos que los componen, recuperando, procesando y reutilizando los escombros que genera la industria de la construcción y sus demoliciones.
Hedro es un mampuesto de hormigón reciclado. La producción de este ladrillo hueco de diseño utiliza residuos voluminosos urbanos derivados de la demolición de edificios, escombros, cuyo final son los basurales. Hedro los reincorpora a través de su materia prima en su proceso de producción como eco-árido y los reinserta al circuito de bienes y servicios de la arquitectura, devolviéndolos a lo urbano mediante un producto de larga perdurabilidad en el tiempo.
“Aportamos al diseño de planos verticales de una composición distinta a la tradicional, con formas logradas a través del diseño exclusivo de moldería para cada pieza, sin necesidad de terminaciones superficiales”, explica Di Pauli y comenta que se pueden utilizar tanto en interiores como en la intemperie generando planos permeables.
El diseño de estos ladrillos se realiza mediante software digital, las arquitectas diseñan matricerías metálicas, que luego son impresas a través de corte láser para lograr geometrías complejas. De esta manera generan moldería para cada pieza, con relieve y bajo relieve en sus 6 caras.
“En cuanto a su proceso de producción, se realiza el vertido y compactado de la mezcla de áridos, ligante y cantidad exacta de agua, para finalmente desmoldar y dejar fraguar el producto. Al necesitar la manipulación artesanal de los operarios, Hedro resulta un producto manufacturado y a la vez reciclado, sumando un valor agregado en su proceso de producción”, comenta la arquitecta.
La mano de obra para una vivienda cuesta aprox. $ 1.200 por m2, Hedro cuesta $ 430 por mampuesto individual. “Queremos que la gente lo utilice como un detalle decorativo, que a la hora de generar un espacio de diseño en una vivienda, termina siendo más económico, accesible y sustentable”, indica Di Pauli.
“Somos dos arquitectas asociadas en un estudio de arquitectura, Estudio A Través, desde donde producimos obras de arquitectura e investigamos nuevos materiales bajo premisas y lógicas sustentables”, dice la arquitecta. Algunos fondos y herramientas de capacitación las consiguieron por incubaciones (incubadora de empresas de la UNC y FIDE), concursos (Domus Lab, Jóvenes Innovadores y Córdoba circular), fondos nacionales (Fondo Nacional de las Artes) y financiamiento local (Inicia + Secretaría de Empleo).
“Las redes sociales y otros medios digitales nos permiten mostrar detalles del producto, sus posibles usos, los beneficios de incorporar una materia prima de origen reciclado, pero por sobre todo nos permiten generar redes (no digitales) para la concreción de proyectos urbanos, tales como los puntos verdes (eco-puntos o estaciones de reciclaje) y mobiliario de uso público que estamos construyendo en el municipio de Villa Allende y en la ciudad de Córdoba”, concluye Di Pauli.