No sólo de grandes acuerdos comerciales vive la Argentina. A la sombra de los tratados alcanzados por el Mercosur con la Unión Europea y la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), que sin dudas capturaron el interés de la prensa y de todo el complejo exportador, madura la estrategia oficial de llegar con bienes argentinos -también algunos servicios- a los mercados asiáticos, que en conjunto suman nada menos que unos 3000 millones de personas, cerca de la mitad de la población mundial.
La mayor parte de ese total se concentra en China e India, que reúnen casi 2800 millones de potenciales consumidores y varios cientos de millones de personas con elevado poder adquisitivo. Pero a éstos hay que añadir destinos como Japón, Corea del Sur, Taiwán, Vietnam, Tailandia, Singapur e Indonesia, por ejemplo.
Sólo en las últimas semanas se confirmó la apertura de varios nuevos mercados en países asiáticos, una de las prioridades definidas por el Gobierno en su estrategia de inserción internacional.
Hace dos semanas "se abrió el mercado de Tailandia para uvas y cerezas", que se agrega a "otro logro muy importante de los últimos días como fue la apertura del mercado de harina de soja a China, lo que representa la posibilidad de exportar productos de mayor valor agregado", aseguró a este diario el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Horacio Reyser.
En esta saga continuó con el arribo del primer contenedor de limones frescos a Japón. Fue el primer embarque de cítricos que llega a ese país en 17 años. Y hace diez días se concretó también la primera exportación de limones a Mumbai (India), un mercado que se abrió tras las visita del presidente Macri en febrero.
Fuentes de la Cancillería argentina señalan que por la exigencia de las certificaciones requeridas en lo que hace a productos agroindustriales y el perfil de los bienes demandados, Japón "es un mercado vidriera para otros mercados de la región". Algo así como una garantía de calidad, si se logra entrar a esa plaza sofisticada.
Estos ejemplos revelan que para Argentina, los mercados asiáticos son mucho más que China, aunque no hay que olvidar que la segunda economía mundial es una verdadera aspiradora de alimentos y productos agroindustriales. "Desde 2016 hemos superado las 200 aperturas de mercados en más de 50 países", señaló Reyser.
En esta lógica, el Gobierno diseñó una estrategia de apertura comercial orientada a resolver obstáculos clave para llegar a nuevos mercados, y también incentivar a las pequeñas y medianas empresas a dar el salto exportador, a través del programa Argentina Exporta y la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE).
Just in time
En cuanto a los obstáculos para abastecer la creciente demanda asiática, una medida que está dando buenos resultados es la conformación de la red de hubs logísticos, "ideados para facilitar la llegada de productos argentinos en tiempo y forma, con fuerte presencia en Asia", sostuvo Horacio Reyser.
El secretario aclaró que "de los ocho hubs que hemos implementado, cinco se encuentran en ese continente: tres en China (Guangzhou, Shanghai y Beijing), uno en Singapur y uno en Dubai". Además, hay otros tres hubs en Panamá, Recife (Brasil) y Amberes (Bélgica).
Los hubs fueron vitales para abrir algunos mercados en China, en sectores en los que Argentina tiene productos muy competitivos, pero en los que compite con países que tienen acuerdos comerciales con arancel cero. Por ejemplo, mientras Argentina paga un arancel promedio del 13% en Corea y del 9% para entrar a China, Chile que en algunos segmentos tiene una oferta similar a la argentina, ingresa con arancel cero.
Fuentes de la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales, aseguraron que se identificaron oportunidades en la India, un país que en 2030 tendrá 1500 millones de habitantes, un tercio de los cuales son clase media. Pero además, es un país con baja productividad agrícola.
Así, se presentan oportunidades no sólo para la industria de alimentos, sino también bienes asociados a la agroindustria como insumos, bienes de capital, maquinaria agrícola o silos bolsa, además de la tecnología de siembra directa y manejo de los recursos.
El subcontinente indio también demanda productos farmacéuticos y biotecnología, minería con foco en el litio -para el proyecto gubernamental "Cocinas Blancas"- yerba en saquitos, legumbres, frutas cítricas y secas e incluso de pepita (manzanas y peras). Esto sin contar lo que tiene que ver con la exportación de servicios basados en el conocimiento (audiovisuales, post edición, etc).
En el caso de China se ha avanzado mucho, pero queda terreno por ganar en carne bovina y porcina, arándanos, cerezas, arvejas, indican fuentes oficiales. El punto más relevante es que las empresas "salgan de la lógica del saldo exportable y produzcan al gusto del mercado chino", señalan desde la Cancillería, y dan un pasito más. "Tras la apertura de los mercados, se requiere que las empresas se la jueguen un poco más".
En Vietnam hay potencial para exportar carne vacuna, maquinaria agrícola, biotecnología y genética (para animales y cultivos). Japón, por su parte, es la tercera economía mundial pero es un mercado en que varios competidores de la región entran con ventajas arancelarias. Aquí el juego es abrir mercados pero también atraer inversiones.
Es el mismo caso de Corea, la cuarta economía de Asia, donde hay buenas posibilidades para carne vacuna, maíz en grano, aceite de soja. Además, Posco, una siderúrgica coreana con intereses también en minería, confirmó la construcción de dos plantas de litio en Salta (Salar del Hombre Muerto), que comenzará a producir en 2021.