AGUSTIN SZAFRANKO
La inflación marcó 4,1% en abril y acumula en lo que va del año un 17,6%, informó el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), lo que significa el segundo peor primer cuatrimestre desde la hiperinflación de 1992, solo superado por las cifras de 2014.
Si bien en esos años las estadísticas nacionales no eran confiables, los relevamientos externos dieron una muestra más cercana a la realidad. Así, para el primer cuatrimestre de 2014 la inflación fue de 18,5%, según el IPC de San Luis. En el resto de los años los precios subieron menos.
Además, la inflación interanual subió por quinta vez consecutiva y alcanzó el 46,3%, la más alta desde el comienzo de la pandemia en marzo del año pasado.
Como agravante, el rubro de alimentos y bebidas volvió a superar el nivel general, al trepar 4,3%, con lo que acumula 18,7% en el año, mientras que la medición núcleo, libre de estacionalidad y precios regulados, anotó 4,6% y consolidó un 18,2%.
Estos dos componentes acumulan una suba de 33% desde octubre cuando se comenzó a flexibilizar la cuarentena y a normalizar la actividad en un contexto de elevadísima expansión monetaria para financiar el déficit fiscal primario.
Este incremento inédito de la oferta monetaria sin un crecimiento congruente de la demanda redujo el poder adquisitivo del dinero y se tradujo en una escalada de la inflación, que desde octubre comenzó a superar cómodamente el 3% mensual.
Por ello, en febrero, el equipo económico del Gobierno anunció un ritmo menor de depreciación gradual del tipo de cambio (lo que economistas llaman crawling peg) y postergó los aumentos tarifarios previstos en el Presupuesto, dos mecanismos de transmisión de inflación, sin ser sus causas.
Además, desde la Secretaría de Comercio se reforzaron los controles de precios de productos de consumo masivo, pero hasta el momento esta estrategia no pudo torcer la dinámica inflacionaria impulsada por la monetización del agujero fiscal.
"El ancla cambiaria no está siendo efectiva en un primer momento. La inflación viene muy alta, con mucha inercia y el ancla, si bien no es efectiva inmediatamente, no lo está siendo después de dos meses", señaló Matías Rajnerman, de Ecolatina.
Martín Vauthier, de Eco Go, coincidió en que las medidas del Gobierno son insuficientes y resaltó que "debería encarar la raíz fiscal" del fenómeno y mejorar las expectativas con un "programa económico consistente" y un acuerdo con los organismos internacionales de deuda.
Este año se están viendo los desbalances del mercado monetario como contracara del financiamiento del déficit fiscal con emisión monetaria. Esta conjunción entre una mayor oferta monetaria y una demanda que sigue débil hace que la inflación siga de largo más allá de las anclas tarifaria y cambiaria y del intento de pisar los márgenes de los comercios con controles", señaló Vauthier.
Y agregó: "Cuanto más se demora la estabilización de la economía mediante señales que permitan mejorar expectativas y la inflación sigue en estos niveles se van acumulando distorsiones que son cada vez más difíciles de resolver".
Con estas cifras, la inflación se aleja cada vez más del 29% para todo el año que sostiene el Gobierno como meta, dado que requiere que en los ocho meses que restan de 2021 el promedio mensual no supere el 1,2%. De hecho, con un promedio de 1,8% por mes superará el 36% de 2020.
Si bien los analistas esperan que se observe una desaceleración leve en los próximos meses y se acerque al 3% mensual, mayo ya comenzó con datos alarmantes. Según el relevamiento de FIEL, en la Ciudad la primera semana cerró con una suba de su IPC de 1,7%, la segunda peor cifra de la serie desde que Alberto Fernández es presidente.