La decisión del presidente Alberto Fernández de suspender las exportaciones de carne vacuna le costará al país una pérdida de ingresos de divisas de por lo menos 225 millones de dólares en un mes, de acuerdo a las cifras de ventas al exterior mensuales del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPCVA). El Estado recibe en promedio u$s 20 millones mensuales por derechos a exportación que no tendrá el próximo mes, con los que podría pagar más de 100.000 Repro II.
El año pasado nuestro país por la venta de 897.500 toneladas equivalentes a res con hueso -medida con la que se calcula el volumen- generó un ingreso por u$s 2.710 millones, una cifra que este año se esperaba que sea mayor por la disminución de restricciones en el resto del mundo y la mejora de precios internacionales. Hasta antes de la suspensión, en los tres primeros meses del año el sector había generado ingresos por u$s 611 millones.
"La última vez que el Gobierno tomó una medida similar perdimos 12 millones y medio de cabezas de ganado, el 20% del stock ganadero, 19.000 puestos de trabajo y se cerraron 140 frigoríficos del cual volvieron a abrir 70, la mitad", detalló Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (Ciccra).
Argentina le vende carne vacuna a cadenas de hoteles, supermercados y restaurantes del mundo. Los países más damnificados por la medida son China que representa el 59% del valor de las exportaciones, Israel con el 12% y Chile con el 7,6%.
El mayor temor del sector es que no sean 30 días. En 2006, la última vez que se cerraron las exportaciones, el anuncio fue por 180 días y el propio Alberto Fernández, que era Jefe de Gabinete, fue quien las abrió, pero el mercado quedó intervenido con los Registros de Operaciones de Exportación (ROE) por nueve años.
"Si se sigue la lógica del Gobierno 30 días no hacen nada, por eso se interpreta que no es una medida temporal y se pretende algo permanente", analizó David Miazzo, economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA)
Y agregó: "el problema de precios que tenemos en el país no es por los precios de la carne. Hay un problema de pérdida de valor de la moneda originada en la emisión monetaria y la falta de confianza. Por eso sube la leche, la nafta y la carne, todos los productos. Las medidas genuinas deberían apuntar a la causa. Con estas medidas en el mediano plazo destruimos la producción, el empleo, las exportaciones y tenemos el mismo nivel de precios".
En promedio, la carne vacuna aumentó un 65,3% en el último año, según el informe de abril del IPCVA. Sólo en abril los aumentos fueron del 5,4%, ambas cifras muy por encima del avance de la inflación. De todos modos, si se mira la evolución corte por corte es muy dispar.
Como Argentina actualmente exporta un 30% del total que produce, en primera instancia cuando ese ganado pase a estar disponible en el mercado interno y aumente la oferta, se espera que bajen los precios. "Al caer los precios muchos eslabones pierden dinero, se empieza a reducir la producción porque les conviene dedicarse a otra actividad y los precios vuelven a subir", señaló Miazzo.
Por eso, una de las consecuencias indirectas de esta medida es la "sojización": que muchos productores agropecuarios salten a la agricultura impulsados por este tipo de políticas y por el aliciente del alto precio de la oleaginosa.
"El cierre al comercio internacional es una medida negativa y creo que llega tarde. El precio de la carne ya había subido y, además, no es lo que mantiene alta la inflación. Una vez que se pierde a los compradores extranjeros, es muy difícil recuperarlos", apuntó Fernando Marull, economista de FMyA.
Fuentes oficiales explicaron a El Cronista que el objetivo de la medida es cortar con la especulación, antes que bajar los precios y que podría llegar a durar menos de un mes. Además, remarcaron que están abiertos a escuchar propuestas para encontrar una mejor solución.