La inflación y la falta de dólares ponen en la cuerda floja los datos positivos que logró la actividad industrial en los primero 7 meses del año. Luego de mostrar una variación positiva de 7,7%, interanual, para la segunda mitad del año los altos niveles de incertidumbre que se conjugan con mayor volatilidad de precios y restricción a las compras externas, comienzan a mostrar un escenario más complejo para la producción.
El impacto quedó reflejado en el tercer Monitor de Desempeño Industrial del CEU-UIA (MDI) que marcó que, en el último trimestre, "las crecientes dificultades en el acceso a divisas para la producción encarecen y limitan el abastecimiento de insumos claves para la actividad industrial".
En concreto, el tercer índice industrial que se relevó durante agosto, se ubicó por debajo de 50 lo que anticiparía un menor nivel de actividad. Entre las principales causas de la caída en la expectativa, los industriales apuntan a julio como un mes donde pesaron las regulaciones en el comercio exterior.
En ese sentido, el 74% de empresas encontraron dificultades para abastecerse de insumos y un 70% para pagar importaciones, mientras que el 32% frenó parte de sus operaciones, y otro 46% consideró probable tener que hacerlo en el futuro cercano.
Los resultados confirman una "ralentización" de la industria a partir de julio, el momento de mayor incertidumbre en términos económicos, en lo que va del año. "Hubo un desmejoramiento en las dimensiones operativas de las empresas (plazos de entrega y stock de insumos) y, en menor medida, un peor desempeño de la producción y las ventas", describe.
El peso de la incertidumbre
Lo mismo se refleja en las expectativas y, si bien desde agosto a la fecha la brecha se redujo considerablemente, volviendo a los niveles de junio, el estudio plantea que habrá que observar su evolución en los próximos meses.
Respecto al nivel de producción, el Monitor encontró que el porcentaje de empresas con incrementos en la producción se redujo levemente a 31,5% y se ubicó por debajo de los valores del relevamiento previo (32,8% en abril) como de lo observado en esta misma época del año pasado (33,3% en julio de 2021).
"Pese a las dificultades que enfrentaron las empresas en ese mes, la producción se sostuvo a partir de una caída de los stocks de materias primas (54% de las empresas redujo sus stocks) y el mayor plazo de entrega de proveedores", agrega el documento.
Pero no sólo las impo complicaron la actividad, también mostraron una caída, incluso más notoria que en las ventas internas, las exportaciones, donde las empresas que redujeron sus ventas crecieron de 17,8% en abril a 26,3% en julio.
Por su lado, en el mercado local, el porcentaje de empresas con subas de las ventas se mantuvo estable respecto del trimestre anterior (31,9%) pero hubo un incremento en la cantidad de empresas que redujeron sus ventas al pasar de 22,7% en abril a 25,6% en julio.
Las Pequeñas y Medianas Industrias (PyMIs) también registraron un menor ritmo de actividad respecto del relevamiento previo del CEU-UIA. Si bien en julio el porcentaje de empresas que aumentaron la producción se mantuvo estable respecto del relevamiento anterior (31%), se observa un incremento en la cantidad de empresas que redujeron la producción (25% versus 19%). La misma tendencia se observa para las ventas al mercado interno y las exportaciones.
Luces y sombras
Por su parte, el empleo industrial continúa en recuperación, con alza en la dotación de personal, en un 23,5% de las empresas lo que también marcó una mejora respecto a abril (21,2%). "Esta recuperación dependerá del devenir macroeconómico y la continuidad del crecimiento de la producción", advierte el informe.
En materia de expectativas, el panorama de las empresas presenta luces y sombras para los próximos meses en función de las señales que de la cartera que conduce Sergio Massa tanto sobre el rumbo macroeconómico como de las regulaciones cambiarias. Por lo pronto, las expectativas sectoriales de las empresas cayeron por segundo relevamiento consecutivo y se ubicaron en el nivel más bajo de la serie.
El porcentaje de empresas con expectativas positivas sobre su propia situación económica se redujo a 33,5%, lo que marca casi 13 puntos en relación a la encuesta anterior (46,1%), igual que el de empresas con expectativas positivas sobre la situación de su sector de actividad, que cayó a 32,1%, debajo del 41,9% previo.
En el mismo sentido se expresaron los empresarios sobre la situación del país ya que sólo el 21,4% espera que la situación económica del país mejore en el próximo año.
La inflación y la falta de dólares son los dos puntos que "más desesperan" al Gobierno y, puntualmente al gabinete económico. por la estrecha relación que existe entre la producción, la actividad económica, el empleo y las divisas para importar.
Luego de la inyección de reservas que volcó el "dólar soja" al Banco Central, y a partir de la reducción de importación de energía que sólo en julio demandó más de u$s 2.000 millones, se espera un mejor saldo en el balanza comercial de agosto, lo que permitirá reasignar cupos para importar a los sectores más estratégicos.
"Estamos desesperados por mantener el nivel de estabilización precario que se ha logrado. Hay un escenario mundial positivo para la Argentina que nos castigó en el corto plazo pero nos puso en el radar del mundo en el mediano y largo plazo", señaló José Ignacio De Mendiguren, secretario de Industria y desarrollo productivo.