Si bien el dólar cerró apenas unos 80 centavos arriba, en $ 38,10, la calma cambiaria todavía no está asegurada, y creemos que la volatilidad de corto plazo dependerá de 3 factores:
- El resultado de las negociaciones con el FMI deberán ser la primera luz del túnel. El monto, plazo y condiciones de los adelantamientos que nos hará el fondo serán claves para entender si las obligaciones del gobierno de corto plazo estarán aseguradas. Las exigencias del ente internacional todavía están en discusión, entre ellas la banda de flotación. Los montos del adelanto todavía son inciertos, algunos hablan de US$ 50.000 millones a US$ 70.000 millones del programa con un adelanto de los desembolsos de libre disponibilidad uso en 2020 y 2021, que podrían estar disponibles en 2019. Cifras más conservadoras y reales hablan de un acuerdo inmediato de US$ 3.000 y US$ 5.000 millones, suficientes para llegar bien al corto plazo. El día miércoles se dará a conocer en conferencia de prensa el acuerdo alcanzado, que podrá llevar tranquilidad al mercado.
- La tranquilidad externa todavía no es tal. Si bien los mercados emergentes tuvieron una buena recuperación, la volatilidad externa consecuencia de la crisis entre EEUU y China, todavía puede tener traer un daño colateral a nuestro país, que vería su moneda otra vez bajo presión. Vimos una buena recuperación en monedas como la Lira o el Real, pero estas recuperaciones fueron solo expectativas coyunturales. En el caso de Turquía, la intervención del gobierno fue esencial.
- El tipo de cambio multilateral real (ITCRM) mide el precio de nuestra moneda con respecto a nuestros 12 principales socios comerciales, en términos relativos, es decir en base a una canasta de bienes y servicios. Con este índice, el BCRA determina qué tan apreciado o devaluado está el peso contra el dólar, euro o real, entre otros. Durante 2008, época de superávit gemelos, ese índice se ubicaba en los 159 puntos. Hoy con un dólar en $37,50 y un índice 137, el tipo de cambio “competitivo” se ubicaría cercano a los $ 45. ¿Estamos dispuesto a perder competitividad? La respuesta es clara.
En conclusión, creemos que, aunque la situación local se normalice, el tipo de cambio en estos niveles puede ser una buena oportunidad para ahorristas con alta aversión al riesgo. La volatilidad externa, la alta inflación y una posible pérdida de competitividad darán presión a la moneda de mediano plazo.
El miércoles, el Ministerio de Hacienda procederá a la licitación de nuevas Letes (letras en dólares), con vencimiento en abril de 2019, dando una excelente oportunidad para acceder a un tipo de cambio más barato que en un banco. Es decir, si el Banco Nación me vende dólares a $ 38, con las Letes podré acceder a un tipo de cambio, de, por ejemplo, $ 37,30. ¿La condición? Esperar a abril del 2019 para cobrar esos dólares, que pagan una tasa de interés del 6%.
Para inversores más calificados, y que esperan una calma cambiaria de corto plazo, podrá ser momento de la vuelta del famoso “carry trade”, lo que se entiende como una colocación en pesos con un resultado superior a la devaluación. Las Lebacs con una tasa anual del 45% son una de las opciones menos riesgosas. Cheques de pago diferido por su parte, pagan tasas de casi el 60% anual, en plazos promedios a 60 días. Las Lecap que llegaron para reemplazar a las Lebacs, capitalizan mensualmente y alcanzan una tasa nominal anual del 55%.