“Argentina no sólo viene con una inflación alta, de entre 20 y 25% anual, de hace muchos años, sino que viene con un set de precios relativos muy desfasados en comparación a países vecinos y otros estados del mundo: esto implica que haya pocos incentivos a producir bienes que puedan ser exportados y que se necesiten grandes subsidios para dar servicios o producir. Por ejemplo, la soja en el mercado interno cuesta ⅔ de lo que cuesta en el mercado internacional, que los salarios en dólares sean 33% más altos que los de Brasil o que las relación entre precios que pague el consumidor y los costos de producir sea de 7 a 1, todo genera descincentivos a producir bienes y demanda más recursos fiscales con lo que los subsidios podrán alcanzar los $100.000 millones este año”.
Según Vasconcelos, hasta que no se corrija esta distorsión de precios no se solucionará el problema inflacionario.
A diferencia de 2009, el economista dice que la dirigencia política ha advertido que el problema (de la diferencia de precios relativos) a ingresado en agenda pero que “no se tocarán hasta después de octubre porque son políticamente incorrectos”.
El dilema de Cristina para domar a la economía el año próximo (vaticinan un 2014 más apretado)
La escasez de dólares se profundizará en 2014 porque el precio de la soja (el yuyito que explica un cuarto de nuestras exportaciones) estará a US$ 450.
Así, la presidenta Cristina Fernández tendrá un gran dilema: o se sienta sobre las reservas del Banco Central y no permite importar (lo que frenaría aún más el ingreso de insumos claves), o autoriza aumentar las importaciones a costa de reservas, lo que genera un problema por el lado de las expectativas.
El encargado de brindar este panorama fue el vicepresidente del Ieral, Jorge Vasconcelos, durante el habitual almuerzo mensual que organiza la Fundación Mediterránea.
“El nuevo escenario internacional es más exigente del que tuvimos cuando los precios de los commodities llegaron a su máximo, allá por 2008. El lento despegue de Brasil es uno de los datos en ese contexto. El país tiene oportunidades pero hay que mentalizarse que la soja no irá de US$ 500 a US$ 1.000. Estará en US$ 450. Hay que romper la brasil-dependencia y la soja-dependencia”, asegura.
¿Sirve una devaluación, como reclaman muchos empresarios? “Argentina no necesita una maxidevaluación, sí un sinceramiento en el tipo cambio. Apostar todo a que una devaluación fuerte resuelva los problemas sería un error”, dice.
¿Cuál es la solución para frenar a una inflación que parece desbocada? En la nota completa.
Tu opinión enriquece este artículo: