Está claro que el tema que planteo es amplio, se puede presentar a debate y seguramente un profesional de la psicología o de la sociología, llegaría a conclusiones e interpretaciones con mayor contenido a las que pueda plantearles de mi parte. Sin embargo, sí me resultó interesante tomar este tema para sacar conclusiones más cercanas a mi materia y especialidad: la economía y las finanzas.
¿Tener un Papa argentino beneficiará nuestro economía y finanzas a nivel país y -por consiguiente- a nivel personal?
Desde el pasado miércoles que se conociera la noticia a la fecha ha habido todo tipo de artículos y especulaciones al respecto. Sin embargo, déjeme decirle que la única forma que se beneficie nuestra economía y nuestra finanza, tanto a nivel país como a nivel personal, dependerá pura y exclusivamente de nuestro poder de gestión. No existen recetas mágicas, por lo tanto no debemos crearnos falsas expectativas de considerar que la solución a nuestra economía y a nuestra finanza dependerá de un factor exógeno.
Nadie discutirá que un determinado factor exógeno puede alterar, para bien o para mal mi plan de gestión económica, sin embargo, si mi programa de gestión es sólido, entonces el resultado será sólo ese, una alteración del mismo, pero de ningún modo debería modificar ó comprometer la sustentabilidad de mi economía y de mis finanzas.
En este sentido, se recomienda trabajar sobre nuestra capacitación y potenciar así nuestra cultura financiera y de gestión, ya que es ésta la única forma de lograr poder sobre nuestras finanzas, sin tener que depender del éxito de los demás.
El éxito de nuestra economía y finanzas no dependerá de Francisco I
(Por Ruben J. Ullúa – Asesor y Analista de Mercados Financieros) Forma parte de la idiosincrasia del argentino que queramos extrapolar la fama, popularidad ó éxito de otros argentinos famosos en el mundo, a las expectativas de nuestro propio éxito a futuro. Sin embargo, no nos creemos falsas expectativas.
En efecto, desde el pasado miércoles, cuando se dio a conocer que el máximo pontífice de la religión católica sería un argentino, muchas personas me han preguntado en qué podría “beneficiarnos”, a los argentinos, dicho nombramiento.
Es decir, como argentinos nos alegramos y nos llenamos de satisfacción que otro argentino tenga éxito, con reconocimiento mundial. Esto nadie discute. Sin embargo, por qué será que luego de tener ese sentimiento tan positivo, que nos entusiasma y no alienta al “todo es posible”, terminamos redundando en un pensamiento especulativo, tratando de descifrar en qué podremos beneficiarnos del éxito logrado por otro.
(El segundo tramo del análisis en nota completa)
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