“... es necesario que el intendente Mestre defina si privilegia el desarrollo urbano o el negocio de la construcción”, declama Daniel Juez, el mellizo genético y político del Senador nacional.
Lo que no entienden los Juez (y por lo tanto el juecismo) es que no puede haber desarrollo urbano sin negocios de la construcción. Se les pasa por alto -y lo demostraron en su gestión- que dirigir el desarrollo de una ciudad con políticas determinadas (y cuando más claras y explícitas mejor) tiene que incluir como factor central la tarea de los desarrollistas que buscarán siempre hacer un buen negocio, porque ese es el mandato primordial de una empresa: crear valor. Que lo que cuesta $ 10 puede valer $ 12 o $ 14 en función de la organización de los recursos para que esa rentabilidad aliente a más inversiones y nuevos desarrollos. En el medio de ese proceso se generará trabajo y se pagarán muchos impuestos.
La columna de Daniel Juez en La Voz del Interior, aquí.
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