"Ya no voy más a la gasolinera... Y todavía nunca al taller", dice Agag, el empresario (y expolítico) español que impulsa la Fórmula E como banco de pruebas de las tecnologías eléctricas en los vehículos.
Agag usa dos autos eléctricos (uno híbrido, el otro totalmente eléctrico) y da fe que el futuro en movilidad urbana va para ese lado: "imagino que el auto eléctrico empezará a imponerse desde el centro de las ciudades hacia las periferias -dice-; la autonomía de las baterías todavía es una limitación, pero ya otorgan 50 kilómetros, que es mucho más de lo que usamos el coche por día la mayoría de las veces. En viajes más largos seguiremos usando gasolina", imagina.
La Fórmula E -que mañana se corre en el circuito callejero de Puerto Madero- busca que las automotrices utilicen la competición para el desarrollo de nuevas y más eficientes tecnologías eléctricas.
La aceptación de las marcas y el público fue inmediata: Renault, VW, Audi son algunas de las empresas que se sumaron a la carrera tanto en las pistas (casi siempre circuitos callejeros), como en la fabricación de vehículos propulsados a electricidad.
Pero no son sólo los autos los que ahorran CO2 en la Fórmula E: toda está pensado para minimizar el gasto de combustibles, desde la logística (a cargo de DHL), hasta la forma en que se cargan las baterías de los monoplazas de competición. Para eso “llenan el tanque” con energía de un generador que se alimenta de Aquafuel, un derivado de la glicerina que no contamina el ambiente
Todos quieren a Pecho
Seguramente con un piloto argentino, la Fórmula E duplicaría el interés del público en el país y por eso Agag tentó al cordobés José María “Pechito” López a que se sume a este “circo”.
La llegada de Pechito a la categoría también es vista por buenos ojos por el piloto brasileño (ex- Fórmula1) Lucas di Grassi: “ojalá se sume, es uno de los mejores pilotos del mundo de nuestra generación”. (IB)
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