Una revolución visual es lo que se siente al entrar al local Culpa de los dos, una marca creada por Agustina Alegre y su pareja Ezequiel Beltramino, que se sorprenden con los clientes esperando entrar, haciendo fila alrededor de la calle Fructuoso Rivera.
El nombre Culpa de los dos, tiene origen en una casa de ropa vintage que Agustina tenía en el mismo barrio, llamada “Culpa de tu madre”, de allí se sigue con la misma palabra “culpa”. “Desmitificar la culpa, la típica pelea, ¿fue mía?, ¿fue tuya?, bueno, fue de los dos”, comenta su creadora, quien además agrega: “Estamos metidos en esto, culpa de los dos y gracias a los dos, sacamos la negatividad en el concepto de culpa”.
Los alfajores Culpa de los dos se caracterizan por su producción en el día. “Antes trabajábamos desde mi casa, y hacía delivery con Toto, mi hijo, pero ahora con el local es distinto, podés hacer pedidos desde la red social”, nos cuenta Agustina, mamá y emprendedora. Además agrega: “El local está atendido por sus propios dueños, Eze es quien hace, y yo vendo. La gente no puede creer que estemos nosotros atendiendo, pasamos mucho tiempo trabajando, estamos enamorados de la marca, y prestamos mucha atención a los detalles”.
Pero hablemos a fondo de sus alfajores, el gran atractivo de la marca. La elección de sabores a la hora de armar una caja o box (de 6 a 12 unidades) es libre, y también existe la opción de llevar solo una unidad. Entre sus variedades se encuentran los alfajores con corazón kínder, bon o bon, ferrero, merengue, oreo, bananita y pepitos, cuyo valor es de $ 160. Además tienen maicenas simples o bañadas, y alfa cookie ($ 150), otra bomba que tienen para ofrecer a sus clientes, y que consta de dos galletas artesanales con mucho dulce de leche. Agustina declara: “Me gusta el dulce de leche. Cuando compraba un alfajor, no tenía, era solo una lámina y pura masa, por eso quisimos reivindicarnos”.
No solo de alfajores se trata, ya que en el local también cuentan con trufas crujientes de masa de alfajor, con mezcla de dulce de leche clásico, de cookie o maicena, pasadas por oreo o avellanas, granas, merengue, de chocolate blanco o negro, y hasta con copos de maíz. El valor de las 4 unidades es $ 350. También disponen de conitos, bañados en chocolate blanco o negro, cucuruchos rellenos y sus “minu culpa”, la versión pequeña de todos sus alfajores.
Perspectivas de expansión
El “no” es rotundo al hablar de franquicias, porque sus creadores sienten que es un hijo más. Ezequiel explica: “Nos falta mucho todavía. Tenés que saber que van a cuidar el producto, estar todo el día metido en el lugar para ver si lo hacen bien, es algo propio y sabés como funciona. Más adelante se abrirá un nuevo taller en zona norte, Mendiolaza o Villa Allende, porque muchos de los clientes vienen de allí”.
Hace más de tres años comenzó este negocio, y el público fue creciendo y es muy variable. Agustina Alegre nos cuenta: “En la cuarentena crecimos muchísimo, más que seguidores, nuestros clientes son amigos. Tratamos de diferenciarnos muchísimo, por eso, yo insisto con el taller, con el estilo, con los colores neutros de mi lugar. Yo quiero demostrar que no es la típica pastelería vintage, queremos que la gente se sienta cómoda, que coma rico, abarcar a todos, ofrecer calidad”.
El local, cuyo diseño y arquitectura fue obra de Somos Madé, está abierto de martes a domingos de 17:30 horas a 21:30 horas.
Tu opinión enriquece este artículo:
Cecilia Cascio :
Nada mejor!!!! Todo casero, mucho dulce!!! Incomparables!!!!!!
Horacio Gallardo :
Son un viaje de ida...