"El primer tiempo donde todos nos unimos para negociar la deuda lo ganamos. Ahora tenemos que retomar la agenda entre todos, unidos, no sólo para seguir con la lucha contra la pandemia sino para avanzar con la agenda sectorial que incluya la mirada y perspectivas de los trabajadores y de los sectores productivos". Así abrió el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, la megacumbre, considerando los tiempos pandémicos, de ayer en la Casa Rosada para desempolvar el Pacto Social.
Lo escuchaban referentes empresariales de la UIA, como Miguel Acevedo, pasando por Ivan Szczech de la Cámara de la Construcción, Javier Bolzico de Adeba y Claudio Cesario de ABA; junto a siete líderes cegetistas, cuatro de la CTA y uno de la CTEP de movimientos sociales.
A la reunión del gabinete económico ampliado, con "invitados", tal como la definieron en la Casa Rosada, no se sumó de sorpresa Alberto Fernández. A solas, el Presidente recibió a uno de los empresarios más importantes del país: Luis Pérez Companc.
El Operativo seducción que lanzó el Gobierno a un sector receloso por varias propuestas oficiales, pero con un quiebre que se puede identificar en el affaire VIcentín, comenzó la semana pasada. En el anuncio del ministro Martín Guzmán estuvieron Roberto Murchison, presidente de IDEA y Roberto Alexander (IBM), entre otros. Ahí se gestó el regreso de Fernández al coloquio que se desarrollará entre el 14 y el 16. Ayer Cafiero se reunió con ambos en la previa del cónclave en el Salón de las Mujeres para ultimar detalles.
En Olivos, cerca del mandatario enumeran otras reuniones de los últimos días: con Luis Betnaza de Techint, Javier Madanes Quintanilla de Aluar y Roberto Urquía de Aceitera General Deheza. En el medio, continúa el trámite parlamentario de proyecto que impulsó Máximo Kirchner para un gravamen por única vez a las grandes fortunas.
No fue esa la única propuesta oficial que generó resquemor entre la Casa Rosada y el empresariado. Por eso con la cumbre de ayer, el Gobierno buscó limar asperezas. Como conclusión, según fuentes oficiales, se comprometieron al armado de un "dialogo social" para llevarlo a mesas sectoriales. Y prometieron más reuniones similares.
Acevedo marcó, durante la charla, la necesidad de "ponernos de acuerdo para darle previsibilidad a la sociedad". Y recordó que este tipo de cónclaves ocurrían "pre-pandemia".
Cafiero estuvo flanqueado por Guzmán, que tomó luego el micrófono y su vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca Bocco. No fueron los únicos. Completó el elenco oficial Claudio Moroni (Trabajo), Matías Kulfas (Producción), Mercedes Marcó del Pont (AFIP) y Miguel Pesce (BCRA).
El titular de la cartera laboral fue uno de los que mencionó el elefante en la habitación. "Empieza la negociación con el FMI", lanzó Moroni.
Más allá del reencuentro y el mensaje de unidad que buscó el Gobierno, uno de los puntos más importantes que pretendía llevarse de la cumbre para "el segundo tiempo" cafierista era ese: un respaldo en la antesala del arribo al país de la delegación del Fondo Monetario.
"Queremos contarles e involucrarlos a todos ustedes para trabajar de forma articulada en este proceso como también lo hicimos durante la reestructuración de la deuda con acreedores privados", les planteó Guzmán.
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