"Es temprano para hablar de hiperinflación" en Argentina, dijo el economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, William Maloney, este martes, al presentar el Reporte Económico Regional en el que se mejoraron las perspectivas de crecimiento para el país y la región para este año, aunque disminuyeron las estimaciones para los años siguientes.
"Estamos con esperanza en que el programa con el FMI siga sobre rieles y lo estamos apoyando con u$s 2000 millones también", dijo Maloney, en referencia a los créditos que comprometió el Banco Mundial como soporte al programa por u$s 45.000 millones del Fondo Monetario Internacional.
"Obviamente, dentro de este plan, la idea es bajar la inflación y mantener el presupuesto fiscal sano. Es temprano para hablar de hiperinflación", agregó, al consultársele sobre las estimaciones del Gobierno y de consultores privados de que este año cerrará con un Índice de Precios al Consumidor de casi tres dígitos.
Proyecciones a la baja
El Banco Mundial redujo del 4,5% estimado en junio al 4,2% el crecimiento esperado para la economía argentina este año, aunque elevó de 2,6% a 3% la estimación para la región, apuntalada por los precios de las materias primas.
Las altas tasas de interés y la guerra en Ucrania, que condicionan los desempeños de las economías centrales y de China, afectarán los valores de los commodities para los años venideros, según el organismo. El BM estimó que Argentina crecerá 2% en 2023, en línea con el proyecto de ley de Presupuesto y 0,5 puntos debajo de la estimación de junio.
Crecimiento y tasas de interés
El organismo se mostró preocupado por el ritmo de crecimiento a mediano y largo plazo, que parece volver a niveles de la década del 2010, en la que la región creció menos que el resto del mundo. Para el BM, la suba de tasas con la que reaccionaron los países centrales y de América latina para intentar contener la inflación funcionó, porque las expectativas no se dispararon (con la excepción de la Argentina). Pero, a su vez, esto condiciona el crecimiento y la posibilidad de financiar con deuda las brechas fiscales, que aumentaron durante la pandemia.
El endeudamiento de los países de la región aumentó 10 puntos porcentuales para hacer frente a la pandemia. Con la suba de tasas de los bancos centrales, esa carga se endurece. Sin embargo, el BM consideró que no hay crisis de deuda a la vista. "La confianza de los mercados externos parece relativamente estable", dijo, aunque "las excepciones son las dramáticas y bien conocidas subas en Argentina y Ecuador".
¿Más impuesto o menos gasto?
Ante eso, el BM rechazó enfoques de corto plazo, consistentes en cortar de cuajo el gasto en infraestructura o jubilaciones para alcanzar el equilibrio fiscal. Pero sugirió que los Estados deben "modernizarse" y reducir gastos ineficientes. Entre otros, apuntaron al empleo público.
"Una fuente alternativa de espacio fiscal sería reducir el 4% estimado del PIB (17 por ciento del gasto público) que surge de transferencias incorrectamente asignadas, deficiencias en las contrataciones públicas y políticas de recursos humanos ineficientes. En aproximadamente la mitad de los países de la región, eliminar estas ineficiencias compensaría con creces los actuales déficits fiscales, mientras que en los otros serviría para reducirlos sustancialmente", indicó el Banco Mundial. "Desde el punto de vista social, el despilfarro del sector público se correlaciona de forma estrecha con la falta de confianza en el gobierno y en la percepción de corrupción", agregó.
El BM consideró que la brecha fiscal también podría reducirse con aumentos en la recaudación, pero recomendó cautela con las subas de impuestos. Países como Argentina, Brasil y Uruguay no tienen margen para subir el IVA, por ejemplo. Y, sobre los tributos a la renta, advirtió que elevarlos podría ser contraproducente.
Impuesto a las ganancias y renta inesperada
Los impuestos a la renta son poco significativos en la región. La carga sobre personas físicas representa apenas 2,6% del PBI, "lo que lo convierte en el foco de atención de cualquier intento de mejora de los ingresos tributarios", indicó el BM. La tasa marginal promedio "es mucho menor que en Estados Unidos", comparó. Pero "en la mayoría de los países, solo el 20% de los ciudadanos paga impuesto a las Ganancias", mientras que en EE.UU. "el 80% lo hace".
Por lo tanto, siguió el BM, "la carga en América Latina y el Caribe está inusualmente concentrada (...); la tasa marginal que enfrenta el 1% más rico en algunos países es casi igual de elevada que para el mismo grupo de EE. UU", agregó. Sugirió evaluar "si es cuestión de ampliar la base tributaria o de simplemente elevar la tasa que pagan los que más ganan".
Países como la Argentina y Brasil tienen cargas impositivas similares a las de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). "El impacto negativo de un aumento del impuesto sobre la renta sería aproximadamente el doble que en Estados Unidos", con "posibles canales de contagio" en las tasas de empleo e informalidad laboral. "A su vez, reducirían la recaudación tributaria real", al impactar en la actividad y la formalización de la economía.
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