Casi dos meses debieron pasar desde aquel acto por el Día de la Independencia en la Quinta de Olivos, que el presidente Alberto Fernández utilizó de excusa para reunir a los dirigentes empresariales más poderosos del país para deslizarles los grandes trazos de una secuencia de 60 medidas que pretende poner en marcha para reactivar una economía aquejada por problemas estructurales y doblemente castigada por la retracción que trajo la cuarentena dispuesta para frenar la pandemia de coronavirus.
Tras concluir exitosamente las negociaciones, finalmente este miércoles el primer mandatario hará el primero de los anuncios por concatenar en las próximas semanas, aprovechando el tradicional almuerzo del Día de la Industria que, esta vez, será tan solo una videoconferencia con dirigentes de la Unión Industrial Argentina (UIA).
Los dos grandes ejes que el mercado espera y el Gobierno ha dado señales de aceptar y acompañar tienen que ver con dotar a las empresas de líneas de financiamiento, orientadas ante todo a adquirir insumos y bienes de capital con los que reponer stocks y recuperar planes de producción que en el actual contexto de demanda deprimida parecen más que desafiantes. El paquete no solo incluiría créditos con tasas nominales favorables, sino también garantías y otras facilidades para exportar y generar las divisas que faltan.
En contadas ocasiones, el gabinete económico encargado de monitorear la crisis económica y las medidas de contención debatió cuándo torcer el timón de la nave para salir del esquema de subsidio pleno a las empresas mediante la cobertura parcial de los salarios, ya sea con aportes no reembolsables o créditos blandos, para enfocarse en el trasfondo y hacer foco en recuperar la capacidad ociosa en la industria. A pesar de los alarmantes indicadores sanitarios, a cuatro meses de terminar el año, el cambio de rumbo ya está tomado.
La otra carta que Fernández pretende poner sobre la mesa para seducir al empresariado nacional tiene que ver con la reducción de las contribuciones patronales para aquellos empleadores que engrosen significativamente su nómina.
Como contó El Cronista, este beneficio impositivo se ajustaría según actividad económica y zona geográfica, y tendría por criterio rector reimponer un esquema de incentivos a la contratación en el Interior del país de manera de federalizar la actividad productiva, muy demandado por las economías regionales para no quedar "caras" en el frente externo por los altos costos que acarrean para llevar sus producciones al puerto.
Aliento al consumo
Otras medidas en agenda tienen que ver con la promoción para la industria automotriz y autopartista, una actividad clave a la cual el Gobierno ha alentado a resolver su balanza deficitaria. Para alentar la producción, el Gobierno piensa en incorporar motos y bicicletas de producción nacional en el Programa "Ahora 36", a su vez facilitar la compra en cuotas de electrodomésticos de línea blanca.
En el corto plazo, el Gobierno apuesta por estimular el alicaído consumo dando a los productos Made in Argentina condiciones más favorables que su competencia extranjera. De allí que todo el programa de recuperación económica pasa por el mantra del incentivo a la producción nacional y el empleo, habida cuenta las señales alarmantes de destrucción de puestos de trabajo que se registra desde febrero.
Fuentes al tanto de la elaboración de las medidas subrayaron a este diario que el foco pasa por lograr un aumento considerable de las exportaciones, generación de empleo de calidad, incorporación de desarrollo tecnológico y creación de empleo con una visión federal, con la mirada puesta en desalentar la concentración en el AMBA.
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