NURIA REBÓN
La falta de provisión de botellas para vinos en el mercado local, lejos de solucionarse, se agravó aún más en el último tiempo.
El incendio que registró hace casi dos meses la fábrica de Verallia, en Mendoza, que aportaba casi la mitad de las botellas al mercado, terminó de complicar la situación, a tal punto que importantes bodegas debieron discontinuar productos, cambiar formatos y colores de envases e, incluso, rechazar ventas a canales antes de las Fiestas.
En general, la mayoría trata de reservar estos envases para los vinos de mayor gama, que dejan más rentabilidad, y evalúan cómo resolver el problema implementando algunos cambios en los de menor gama.
El problema, que ya se hizo notar el verano pasado pero se agravó con el paso de los meses. Y, si bien, la cristalería nacional Cattorini Hermanos, que aportaba casi la otra mitad de la demanda local, sumó un horno adicional recientemente para ampliar la fabricación de botellas, la falta afecta a todas las bodegas, desde las grandes hasta las chicas.
Y como Verallia tiene previsto parar algunas de sus máquinas en enero y febrero, por parada técnica, se estima que estos envases escasearán aún más.
"La capacidad de producción de botellas no va en línea con la demanda de la industria. La escasez comenzó hace un año y medio, pero el incendio de Verallia, hace dos meses, lo agravó y no pueden aumentar rápidamente la producción, eso lleva tiempo. Faltan de 20% a 30% de las botellas que necesita la industria", explicó El Cronista Eduardo López, presidente de Bodegas López, una empresa familiar centenaria, que produce más de 9 millones de litros al año.
Si bien la mayoría salió a buscar botellas a países de la región, fueron pocas las posibilidades de importar, ya que hay escasez en América latina, pero también a nivel global, tras el crecimiento de la demanda durante la pandemia.
De hecho, Bodegas de Argentina se reunió con el secretario de Industria, Ariel Schale para solicitar al Gobierno que se eliminen en forma temporal los aranceles a la importación y la tasa de estadística, que le agrega un 13% al costo de ingresar botellas al país, según comentó Francisco Do Pico, vicepresidente de esa cámara del sector.
"Quedaron en analizarlo. Las bodegas de otros países también están padeciendo la misma restricción, excede a lo local. Siempre se operó al límite del abastecimiento de botellas, es una industria que requiere mucha inversión para ampliar capacidad. Estimamos que van a faltar entre 50 y 100 millones de botellas en los próximos 12 meses", agregó Do Pico.
Al respecto, Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola (UVA), otra cámara del sector, explicó que se venden unas 1000 botellas al año y están faltando entre 20 y 30 millones por mes.
"En todo el mundo faltan envases de vidrio. Hubo un acuerdo del Gobierno de Mendoza y del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) con Cattorini para proveer 2 millones de envases a bodegas chicas, a las que les cuesta más acceder a esos envases. Muchas empresas salieron a buscar botellas afuera y están importando, a un costo más alto que el local, pero faltan en el mundo y tampoco es fácil conseguirlas. Por eso, algunas bodegas están tratando de utilizar, para algunos productos, envases alternativos, como la lata o el Bag in box, aunque aún los consumidores no son tan abiertos a cambiar de envase, especialmente en este último, que no conocen".
La escasez genera un aumento mayor de los precios de las botellas, por una mayor demanda a la oferta disponible. "Los valores aumentaron un 15% por encima de la inflación y eso incide en los precios al público, en un contexto donde el poder adquisitivo está muy golpeado, y se evidencia en la caída del consumo este año, no sólo contra 2020, cuando había crecido mucho por los nuevos hábitos en pandemia, sino frente a 2019, cuando el precio relativo del vino era bajo frente a otras bebidas", explicó Villanueva.
De hecho, entre enero y septiembre, se redujo un 13,2% el consumo de vino en el país, con una baja de 10,7% en botella, sobre todo por el mayor retroceso de las Magnum (de 1000 a 1500 cm3), que cuestan conseguirse, con una caída de 26,2%, mientras que las tradicionales de 650 a 750 cm3 avanzaron un leve un 1%, según datos del INV.
En tanto, los tetra-brik disminuyeron 18%, pero, por otro lado, crecieron otros envases alternativos a la botella: los Bag in Box (cajas de 3 a 5 litros, con una bolsa de vacío en su interior que impide que el vino se oxide y una válvula por la que se sirve) treparon un 94,6%, desde una base chica; y las latas, nada menos que un 75,7%, al sumar más oferta de marcas y variedades, con nuevos lanzamientos.
EL CASO DE BODEGAS LÓPEZ
Bodegas López, una empresa familiar nacida en 1898 que elabora más de 9 millones de litros, con marcas de $ 160 (Vasco Viejo) a $ 1600 (Montchenot), es una de las tantas afectadas.
"Por la escasez, hace una semana comenzamos a distribuir en los canales nuestro vino Vasco Viejo en botellas bordelesas de 750 ml, en lugar de las botellas tipo borgoña de 700 ml. en las que se vendía. Como ahora llevan un 7% más de vino, tenemos que ajustar el precio, y eso afecta al bolsillo del consumidor. Pero, además, quienes consumen vinos más económicos son más sensibles a los cambios; si se modifica el envase, duda que sea el vino que siempre toma, por eso decidimos comunicarlo", explicó Eduardo López, su presidente.
"Tampoco se consiguen botellas para tapa a rosca, porque se producen menos ante los faltantes. Usábamos ese tipo de cierre para la mayoría de los blancos, ahora tuvimos que lanzarlos a la venta con corchos. Estamos usando las botellas que la cristalería nos quiere entregar, del color y formato que ellos quieren, lo cual afecta a la imagen de las marcas", agregó.
Bodegas López debió discontinuar, además, algunos productos. "Vamos a dejar de vender las botellas de 375 ml. de Vasco Viejo y Traful en 10 días. Tratamos de mantener ese envase para las líneas de mayor precio, porque hay pocas", explicó.
Al respecto, desde Familia Zuccardi y Santa Julia también admitieron que están teniendo demoras en la entrega de estas botellas de 375 ml., lo que les produjo algunos quiebres de stock en ese calibre, pero aclararon que esperan solucionarlo hacia fines de noviembre.
Con respecto a los envases de consumo individual, Bodegas López vende, además, la marca Traful también en lata, pero no puede reemplazar las botellas pequeñas por este envase de aluminio, porque, aclaró el empresario, "no todos los consumidores están preparados para aceptarlas. Los argentinos somos muy clásicos a la hora de tomar vino".
Como si fuera poco, la bodega debió incluso rechazar pedidos de canales, por no poder cumplir con las entregas, justo antes de fin de año, el momento de mayor demanda. "En 20 días, nos vamos a quedar sin stock para espumantes, justo para las Fiestas. Estamos rechazando pedidos de López Extra Brut porque no podemos entregarlos, no hay botellas suficientes. Estamos perdiendo ventas por este tema puntual, no por precio o calidad, sino por falta de insumos", advirtió.
LA ESTRATEGIA DE MALMA
La bodega neuquina Malma, más chica, también es otro ejemplo de los problemas que vive el sector y de las estrategias utilizadas en un intento de sobrellevar la situación.
"Tuvimos que cambiar algunos modelos de botellas, no conseguimos las de 530 gramos, para vinos Reserva, sino de 450 gr., algo que parece mínimo, pero en términos de logística y técnicos complica mucho. Para algunas marcas de entrada (las más económicas), estamos pensando lanzarlas en Bag in box en el corto plazo, para guardar las botellas para marcas de mayor precio, porque estamos viendo que el problema está lejos de solucionarse", advirtió Pedro Soraire, director de Exportación Bodega Malma, una empresa patagónica que cuenta con una capacidad anual para 1,8 millones de litros, y comercializa vinos de $ 800 a $ 4500.
Los Bag in box son cajas de tres a cinco litros de vino, que en su interior contienen una bolsa de vacío, que se contrae mientras se sirve el vino, sin permitir el ingreso de aire, lo que impide su oxidación. El vino se sirve en copa a través de un pico vertedor.
En 2015, muchas bodegas lanzaron vinos de calidad en este envase, que ya era utilizado en exportación, pero finalmente los proyectos no prosperaron para el consumo hogareño -aunque sí para servir en copa en locales gastronómicos-, ya que los consumidores no lograron entender de qué se trata.
Este año, los despachos en Bag in box crecen fuerte, un 94,6%, alentados por la reactivación de la gastronomía pero, también, por el faltante de botellas, para el consumo en el hogar.
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