Creada en 2005, Proyecto Petrel es la única fábrica privada de aviones certificados de la Argentina y la región, dedicada a la construcción de aeronaves livianas VLA (Very Light Aircraft) y LSA (Light Sport Aircraft) de hasta 750 kilos.
Desde su planta de Gowland, ubicada en el partido de Mercedes (provincia de Buenos Aires), exportará por primera vez en 42 años un avión de producción nacional. Una empresa de Colombia adquirió ocho unidades, de las cuales prevén entregar la primera en marzo, cuando finalice el proceso de certificación por parte de la Administración Nacional de Aviación Civil Argentina (ANAC) del modelo que se enviará, bajo normas de la European Aviation Safety Agency (EASA).
La negociación arrancó a fines de 2018, pero la operación se concretó en diciembre del año pasado. "Estamos recibiendo consultas también de otros países de América latina, como Chile, Paraguay, Perú, Ecuador y México, que esperamos que se traduzcan en ventas próximamente", sostiene Carlos Antonietti, director comercial de Proyecto Petrel, mientras aclara que "este hecho significa un hito para la industria nacional".
El ejecutivo de la compañía cuenta que existen otras fábricas de aviones en la región (la mayoría ensambladoras), pero que ninguna cuenta con certificación, un documento que otorga seguridad y garantía. "Sin ella, obviamente no se puede exportar", insiste.
La última exportación de un avión civil nacional la hizo Aerovuelos a fines de la década del '70. "Desde entonces, no se fabricó ninguno en la Argentina ni se envió al exterior. Somos pioneros después de esta firma, que llegó a venderle 400 unidades a Brasil y cerró cuando la coyuntura regional se complejizó", expresa.
Las unidades que le comercializará a la empresa colombiana costarán entre u$s 110.000 y u$s 130.000 cada una. "El precio varía porque el producto es totalmente customizable de acuerdo a las necesidades del cliente y el equipamiento requerido", dice Antonietti.
Por eso, la entrega de las ocho aeronaves se completará en aproximadamente dos años. "Una vez que esté lista la primera, recién ahí fabricaremos la segunda, y así sucesivamente, para adaptarnos a las especificaciones que nos realicen", afirma.
La pyme emplea a ocho trabajadores de forma directa y utiliza servicios tercerizados de 32 empresas. Una de ellas es Tenaris, que le provee tubos de acero sin costura especialmente elaborados para la fabricación de las aeronaves. Lleva producidos 16 aviones, que acumulan más de 20.000 horas de vuelo sin ningún incidente, con un 70% de piezas de origen nacional. "Fundamentalmente, importamos los motores", comenta.
El modelo que la empresa creó estuvo pensado, inicialmente, para la instrucción de pilotos y vuelos deportivos, siendo los aeródromos y las escuelas locales los principales clientes. Pero con el paso del tiempo, su diseño versátil lo convirtió en multipropósito: sus usos se ampliaron a la fotografía aérea, la vigilancia, la fumigación y la publicidad, entre otros.
"En Colombia, el Petrel será utilizado en instrucción aérea y como aeroaplicador, donde será empleado en minifundios de entre 10 y 20 hectáreas que se encuentran en zonas de colinas, montañas, llanuras y selvas. Esta experiencia le aporta un gran valor a la empresa, ya que le permitirá exhibirlo como un avión multipropósito", afirma el director comercial, y menciona que no resulta rentable, en estos casos, usar un avión grande: "La principal ventaja de Petrel es que posee un motor más chico e insume menos combustible".
En este sentido, el negocio de Proyecto Petrel es de escala y la apuesta es vender una alta cantidad de unidades para ser competitivo. "Es el avión más económico del mercado y con un bajo costo operativo, con un retorno de inversión rápido", destaca el representante de la empresa, y asegura que un avión importado de la misma categoría puede salir hasta un 150% más caro.
El Petrel tiene una envergadura de 9,60 metros, cabina para dos pasajeros y viene con un motor Rotax de 100 caballos de potencia. Su velocidad de crucero es de 168 km/h y tiene una autonomía de casi cinco horas.
La actividad de Proyecto Petrel se lleva adelante con fondos propios, ya que nunca obtuvo financiación para el desarrollo de sus aviones. "Pero como en los últimos años no hubo líneas de crédito en el país y las tasas son demasiado elevadas, estuvimos flacos de producción", describe Antonietti.
Asimismo, apunta que la empresa recibió interesados en adquirir 21 aviones. "Por ahora, son potenciales compradores. Muy poca gente abona al contado. Para comprar una avioneta, se necesitan financiación. La demanda nacional e internacional existe. Si no fuera por esta situación, podríamos vender tranquilamente 25 aviones al año", relata.
En tanto, considera que las regulaciones aeronaúticas favorecen al avión importado antes del nacional. "Pagan hasta un 50% menos de impuestos. Esto ocurre porque la legislación impositiva y aduanera es antigua, de cuando no existía una pyme que fabricara a nivel local. Les planteamos al Gobierno y a la administración anterior estas inquietudes", concluye.
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