La Ceduc es para los intendentes de Córdoba una suerte de “mancha venenosa”. Desde la política se entiende que los desarrollistas urbanos son vistos por la opinión pública como culpables del desordenado crecimiento de la ciudad, gente que solo busca el lucro de sus empresas y a la que ninguna ordenanza de uso de suelo les queda cómoda.
Por eso es muy poco frecuente encontrar fotos de intendentes de Córdoba con los miembros de la Ceduc que hoy preside Roque Lenti, pero donde comulgan las principales empresas del sector de la ciudad.
El intendente Llaryora no solo ha sido esquivo a “la foto” con la Ceduc, sino que desdobló la tramitación de expedientes entre la Secretaría de Desarrollo Urbano que dirige Daniel Rey y la Dirección de Obras Privadas que hace un año pasó a la órbita de Guillermo Acosta, secretario de Economía y Finanzas.
“Estamos cada vez peor… nosotros creíamos que nada podía ser peor que Giacomino y acá nos tenés, trajinando entre reparticiones que no hacen más que poner trabas y costos, mientras las obras no dejan de irse a otras ciudades del Gran Córdoba… se les van impuestos y ni siquiera se dan cuenta”, explican desde la Ceduc off the record, pero en voz bien alta.
Por eso los desarrollistas abrieron una luz de esperanza con la reunión que tuvieron hace poco con Daniel Passerini, el actual viceintendente en campaña a intendente que se llevó una carpeta con propuestas de reducción de tasas y agilización de permisos que se compensarían -con creces, dice Ceduc- con los tributos que percibiría la Municipalidad por impuesto inmobiliario.
(Ver también - Ceduc prende luz roja: en 10 años las ventas de viviendas de inmuebles cayó 80% en la ciudad de Córdoba (qué le piden a los candidatos)
Daniel Rey fue uno de los funcionario que Schiaretti “cedió” a Llaryora y que -según dicen quienes frecuentan el Palacio 6 de Julio- sigue tan fiel al gobernador saliente que en su despacho cuelga su foto y no la del actual intendente y candidato a gobernador.
Por cierto, esta promiscuidad entre funcionarios es tan arraigada que en un acto reciente Martín Llaryora celebró que estaba recibiendo una certificación de parque industrial (en Polo 52) con la firma de Eduardo Accastello, cuando él mismo -años atrás- había firmado como ministro de Industria la certificación para un parque industrial de Villa María. Todo en familia, pero con las discusiones de toda familia.
“Lo que Ceduc presentó a Passerini no tiene pies ni cabezas”, dicen sin medias tintas en el Palacio 6 de Julio sobre el paper que Gastón Utrera preparó para demostrar que si se agilizan las obras privadas de viviendas en la ciudad y se eliminan tasas, el costo fiscal es cero en cuatro años y positivo en un eventual segundo mandato del todavía no electo intendente.
Que Passerini preste oído e imagen para la foto con los desarrollistas se entiende en la lógica electoral donde “todo suma”. Los desarrollistas no olvidan el calvario que vivieron con Luis Juez en la intendencia y la ya mítica Rosa Harari que llegó a interpelar a un desarrollista con una insólita pregunta: “¿Pero ustedes entonces quieren ganar plata?”.
El candidato a la Intendencia de la ciudad por Juntos por el Cambio deberá lidiar con los pésimos recuerdos que desarrollistas y muchos ciudadanos tienen de la gestión de Luis Juez, tan hábil para hacer declaraciones como poco afecto a la tediosa tarea de gestionar expedientes.
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