Agregarle valor a la materia prima es una frase tan trillada que a algunos creen que se trata de un invento de esas personas que buscan “hacerse los interesantes”. Pero para echar por tierra esa idea sólo vasta un buen ejemplo y en el sur de Córdoba hay uno muy bueno.
Se trata de la planta de BIO4, cerca de Río Cuarto, que produce casi 90.000 metros cúbicos de bioetanol a base de maíz y que emplea a más de 110 personas. Al cereal sobrante tras la “prensada” lo secan y lo transforman en burlanda, que se usa para alimentar a animales (vacas, pollos y hasta peces).
Pero ahora un grupo de los socios iniciales de BIO4 se unió con otros inversores de la zona para fundar la primera planta bioeléctrica del sur de Córdoba que utilizará otra parte de ese maíz al que se le extrajo su valor oléico.
¿Cómo? El cereal se mezcla a bosta de vacas y chanchos -insumos que hasta ahora son desechados en la zona- y por un proceso natural genera biogás que es captado por un motor que lo transforma en electricidad.
La nueva central “verde” podría generar un megavatio por hora, el equivalente a lo que utilizan 5.000 habitantes.
La planta costará US$ 4 millones y participan de ella 44 socios. Se inauguraría en un mes, una vez que el motor salga de la aduana.
Socios de Bio4 invertirán US$ 4 millones en una planta de bioenergía (sacándole el jugo al maíz)
Al maíz sobrante de la planta de bioetanol lo utilizarán para una central bioeléctrica. El cereal se mezcla con bosta de vaca y cerdo para que fermente y genera biogás. Producirá un megavatio de electricidad y servirá para satisfacer un tercio de la energía que usa BIO4, la empresa donde se produce combustible renovable.
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