Esta inauguración constituye un desafío y nuevos comienzos para Guillermo Ávila, dueño y tercera generación de empresarios heladeros en la familia. Oriundo del Chaco, Guillermo llegó hace unos años a nuestra ciudad y como a muchos les pasa… decidió quedarse y comenzar un negocio ya conocido para su familia.
El “nono” lo inició a principios del siglo pasado y en honor a él es la dedicatoria en el nombre, con una receta ya probada y la seguridad de que lo artesanal tiene su público. Nono Tano se instaló en Irigoyen pasando Vélez Sarsfield, luego en Paseo de la Ribera Shopping y desde esta semana su flamante nuevo punto de venta en Sobremonte esquina La Rioja.
Pasión y familia
Guillermo nos cuenta la importancia del apoyo familiar y deja ver en cada palabra su pasión por perfeccionar la fabricación de helados artesanales, también se muestra agradecido a sus clientes y proveedores y augura un futuro de crecimiento.
Hoy Nono Tano cuenta con tres puntos de ventas más su fábrica y genera casi 20 puestos de trabajo. Una muestra más de la importancia de las pymes en nuestro país. Por último Guillermo nos deja esta mirada “queremos seguir creciendo como marca, sin descuidar jamás la calidad”.
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