Más que reinventar la sangría, el objetivo fue mejorar la receta y resolver una cuestión práctica. A Sangre Fría apunta a un consumidor que busca algo simple: abrir y compartir. En ese sentido, el envase y la estabilidad del producto (con una vida útil de 12 meses) juegan un rol clave para su distribución y almacenamiento.
El proyecto también está pensado desde la lógica del negocio. La marca apunta a alta rotación, con foco principal en mayoristas y eventos de gran volumen, como bailes, festivales y temporadas de verano, pero también apunta a supermercados, almacenes y vinotecas.
Detrás de A Sangre Fría está Agropecuaria Riojana SRL, responsable de la elaboración, y Agroandina, a cargo del envasado, ambas con base en La Rioja y con los registros sanitarios correspondientes. El enfoque del proyecto es simple: un producto práctico, con buen equilibrio entre precio y calidad, pensado para un consumo amplio. ¿Su precio sugerido para la venta? Entre $ 4.500 y $ 4.800.
“Hace seis meses vengo diseñando y desarrollando este producto, que lo ensamblamos en La Rioja”, cuenta sobre “A Sangre Fría” Nicolás Gianello, diseñador de bebidas espirituosas, quien además está a cargo de su comercialización.
A Sangre Fría, con una identidad que cruza Córdoba, el litoral y La Rioja, tiene 7,5% de graduación alcohólica y se comercializa en tetra brik de un litro, un formato poco habitual para este tipo de bebida pero funcional para el consumo social y el canal mayorista. Comenzó con una producción de 150.000 litros, y para 2026 apunta a 600.000 litros/unidades.
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