En la coqueta zona de Parque Leloir, ubicada al oeste del Gran Buenos Aires, se realizó la presentación de la distribuidora de vinos Brisa Wines, con más de 30 etiquetas de bodegas de todo el país. El evento apostó a los sabores diversos, al maridaje con los vinos y a la degustación de chocolates como diferencial.
“Decidimos hacer nuestra primera feria este 14 de febrero porque creemos que el vino, junto al amor, forma parte de los placeres de la vida”, resumía Lorena Villagra, sommelier y especialista en ceremonial y protocolo. “Y elegimos Parque Leloir porque consideramos que es una zona que no está muy explotada, es el nuevo polo gastronómico que se viene y es uno de los lugares más lindos del oeste; buscamos una propuesta diferente”.
La ventaja del “encuentro” fue que no hacía falta ir de a dos ni en pareja, lo cual ahorró altos niveles de frustración a muchos y permitió celebrar igual a otros tantos. Una buena idea en estos tiempos en que San Valentín pega fuerte y no tener para sacarse una selfie de festejo parece ser de lo más loser del mundo.
En cuanto al catering, consistió en finger food por una cuestión de comodidad y para que el invitado pudiera degustar todas las opciones, donde se destacó el salmón gravlax sobre queso crema ahumado y eneldo fresco, el carpaccio de bonito marinado al tomillo y los taquitos de tortilla española rústica. También hubo ceviche de lenguado y limón sutil, papines andinos sobre crostini de oliva y crocante de queso parmesano, tomates confitados y queso azul.
“La inspiración está motivada por el terroir de las bodegas mediterráneas y costeras, así que pensé en productos de la tierra y del mar, siendo fiel a mi visión de la cocina, dándole el protagonismo al producto”, explicó Sebastián Juárez, chef internacional y pastelero. “Para mí, un maridaje que no hay que perderse es el ceviche de salmón y mango con una copa de chardonnay”.
Pero quizás quien más respondió preguntas curiosas fue José Luis Elías, director de Choco Deco Argentina porque ya se sabe que el chocolate despierta muchas pasiones, especialmente asociadas al placer y a la sensualidad. “El chocolate y los vinos tienen muchas cosas en común, los dos vienen de la tierra y de plantas que necesitan contacto humano, comparten muchos sabores, frutales y florales, y ambos necesitan un buen cuidado para dar lo mejor de ellos”, detallaba el especialista ante un grupito de interesados.
“Los chocolates que vamos a presentar son amargos y nos permiten encontrar mejor los aromas y sabores del buen vino”, continuaba Elías, “provienen de Venezuela, Ecuador, Bolivia y del Amazonas, son muy especiales y distintos entre sí”.
Por supuesto que la pregunta de oro no faltó: ¿cómo reconocemos en el paladar un chocolate de buena calidad?, preguntó una mujer de vestido plateado. Y Elías respondió con el tono de quien sabe de lo que habla: “Muy sencillo: se disuelve rápido en la boca porque la manteca de cacao se funde a los 32 grados y nuestro paladar tiene 36, así que en pocos segundos podemos paladear al chocolate". Y algo fundamental, advirtió: “El chocolate no se mastica, se paladea y se disfruta”.
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