Entre 35 y 40: este es el número de clientes que Vanina estima haber perdido, solo en la primer semana de cuarentena con la suspensión de todos los servicios no esenciales.
Salón Minimal es el “bebé” de Vanina, una peluquería que inauguró a finales del año pasado en el corazón de Güemes, a puro pulmón: “Empecé este proyecto muy de cero y sola. En el arranque, fue más que nada invertir un montón; estuve dos meses acondicionando el local y al principio tuve que seguir trabajando en otro lado mientras iba poniendo en movimiento el lugar”.
La iniciativa caminó pronto y en menos de 3 meses tuvo que incorporar personal para satisfacer la alta demanda. La peluquera atribuye su éxito a la construcción de una marca diferente: “Mi idea fue iniciar con un salón para hombres, pero que se aleje de las típicas barberías de Nueva Córdoba, que es un concepto que está muy trillado. No me interesa hacer algo industrial, en donde el corte se tenga que hacer en 20 minutos para desocupar una silla; quiero que la gente se sienta cómoda. Me fue mejor de lo que me esperaba, y pude ir virando a algo más neutro en cuanto a géneros, que es lo que quería”.
El crecimiento del local recién se estancó hace un par de semanas, con la pandemia del coronavirus y el decreto presidencial sobre el aislamiento social preventivo. “En mi rubro, no se puede hacer mucho para generar ingresos en esta situación; mi trabajo es sí o sí en el salón” lamenta la emprendedora, y agrega: “Todos mis conocidos que están en el rubro atraviesan situaciones similares”.
Según ella, el problema se empezó a sentir las dos semanas previas a la cuarentena: “Esos días anduvieron muy flojos de clientes. Las personas ya se veían venir la situación, no había nadie en la calle, y priorizaron otras cosas”.
A pesar de este panorama, Vanina trata de enfocarse en el futuro: “Confío en que, cuando pase la emergencia sanitaria, va a haber mucha demanda de peluqueros, y espero poder captar esos clientes” asegura. Para lograr esto último, está aprovechando el tiempo para trabajar a fondo la imagen de Salon Minimal en las redes sociales: “Contraté un community manager para que me de una mano. Estamos armando un plan de acciones para intentar sumar nuevos clientes y fidelizar a los ya nos siguen”.
Sus proyecciones no son infundadas: según nos dice, sus clientes hombres requieren de un corte -en promedio-, cada dos semanas. Por otro lado, en el caso de quienes se hacen tinturas, vuelven mínimo una vez por mes. “Además, veo que muchas personas empiezan a intentar cortarse el pelo solos o incluso teñirse por cuenta propia y están haciendo desastres. Eso también va a significar trabajo para nosotros, que vamos a tener que arreglarlos”, agrega.
Aunque trata de mantenerse positiva, Vanina sabe que esto no es garantía: “Me preocupa que esta crisis deje a la gente sin plata en el bolsillo, y creo que eso puede afectarnos bastante”, advierte. “Por suerte la mayoría de mis clientes son personas que se preocupan por su imagen, y el corte es algo medio que inevitable para la mayoría”, confiesa, pero agrega: “No sé si todos van a tener $ 2.000 para teñirse el pelo después de esto; mucha gente lo considera un lujo. Incluso el humor de la gente no va a ser el mismo, y con todas las preocupaciones que esto le va a generar a las personas, no sé si la peluquería va a ser una prioridad”.
¿Y el gobierno?
“Estoy 100% de acuerdo con las medidas de distanciamiento social”, se adelanta a aclarar Vanina, pero también crítica: “La cuarentena se declaró de forma muy precipitada, y me parece que se tomó esta decisión sin un plan económico que la respalde”.
Sobre las últimas medidas paliativas anunciadas, opina: “Las soluciones que están proponiendo ahora, como los $ 10.000 para independientes, no son nada; soy monotributista Clase B y ese monto es apenas un tercio del alquiler de mi local”.
Por otro lado, al respecto del congelamiento de alquileres decretado ayer mediante un DNU, dice: “No sé si es una medida que vaya a ayudarme en el largo plazo; ese monto es retroactivo para el locatario, y aunque no tenga que pagarlo ahora, voy a tener que hacerlo después de octubre. Solo se patea el problema para más adelante”.
Vanina sintetiza: “No espero una ayuda que me de todo de arriba. Lo que quisiera, es ver un plan que respalde las medidas que se están tomando en el largo plazo, y que me de la certeza de que, trabajando, yo voy a poder sacar mi proyecto adelante”.
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