Pensando en un viaje de una semana (es la frecuencia que Azul ofrece desde Córdoba, saliendo los sábados a las 15), quizás la mejor combinación de ciudades es hacer 5 ó 6 noches al inicio en Porto de Galinhas y dejar 1 ó 2 noches en Recife, para quedar más cerca del aeropuerto al regreso. Ojo: los que tenga "resto" en días de vacaciones y dinero, vale la pena estirar la visita a dos semanas, quizás alternando de hoteles de playa.
Quienes opten por comprar tickets y hotel online (siempre más seguro con una agencia de viajes, claro), el receptivo en destino podrían contratarlo con Luck, una empresa muy reconocida que -en el caso de nuestro fampress- fue excelente en su servicio.
En Porto de Galinhas, la oferta hotelera es variada y la asociación de hoteleros local, AHPG nos llevó a varios establecimientos que podemos recomendar por servicio y ubicación (importante: al no estar en la AHPG, no visitamos en Enotel, el mayor emplazamiento de la zona que trabaja con la modalidad all inclusive, a diferencia de el resto de la oferta que ofrece -generalmente- media pensión).
Nannai: delicado y con toques de diseño, es una plaza ideal para parejas aunque está ubicado en la zona de Muro Alto que hace de sus playas un lugar ideal para los pequeños. Las cabañas que ofrece están rodeadas de psicinas y los servicios en playa son excelentes.
Village Porto de Galinhas: sobre un mar mucho más "movido", es una oferta estándar superior con muy buenas piscinas y excelente kid club (si fuera niño, elegiría este, papá, mamá).
Kembali, una propuesta pensada sólo para mayores de 18 años (ideal para "mieleros"), con mucho diseño y un servicio de desayuño memorable.
Solar, de excelente ambientación y muy buena gastronomía, aprovecha sus espacio frente al mar con un parque ideal para relajarse o disfrutar de la lectura.
Porto de Galinhas Praia Hotel, también frente al mar y pensado para para todo público, ofrece buenas actividades de recreación, jardines con brisa permanente y -como amenidad natural- la playa preferida por tortugas marinas para sus desoves.
Qué hacer en Porto de Galinhas
Sí: ir en jangada (esos botes sin motor) a las piscinas naturales es una obligación, quizás buscando el momento que no están tan pobladas de turistas. Ojo: ideal ir con "crocks" o calzado similar (no ojotas, no son prácticas) para no lastimarse con los arecifes ni pizar erizos.
El paseo en buggy es otro infaltable: según el recorrido que se tome, permite recorrer el gran litoral de Porto de Galinhas, con paradas para refrescarse en playas desiertas y recobrar energía con una cervecita en los chiringuitos del lugar.
En ese tour en buggy (o por otras vías) se llega a Pontal do Maracaípe, donde además del bello mar se puede tomar una jangada y ver al alcance de la mano los hipocampos y cangrejos son tomados con cuidado (y luego devueltos a su hábitat) por los jangadeiros.
También recomendable es tomar un catamarán por el Río Formoso para cruzar a las islas donde lugareños ofrecen (además de comida y bebida), baños de arcilla con (supuestos) efectos rejuvenecedores y -eso asegurado- ideales para unas fotos memorables.
En materia de gastronomía -más allá de los tradicionales servicios buffet que ofrecen los hoteles- vale la pena dedicarle un almuerzo a Joao, un restaurante que quizás no dice mucho desde afuera, pero que se disfruta en cada plato frente al mar.
Cositas de Recife
Ciudad de cinco siglos de historia, Recife es hoy una urbe con 1,5 millones de personas que muestra y esconde lugares muy recomendables. Por caso:
El Marco Zero o centtro de los artesanos, ideal para visitar en domingo, punto central frente al mar donde se aprecia la gran escultura de Francisco Brennand (por cierto, su taller y centro de exposición, en los márgenes de la ciudad, son muy recomendables para los amantes del arte).
Paseo en catamarán para recorrer los ríos y los puentes que dan nombre a Recife como "la Venecia de Brasil" (nota mental: estar atento en los paseos a agachar la cabeza al pasar bajo los puentes).
Imperdible dedicarle un par de horas a Olinda, vecina a Recife y declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad por la Unesco. Pintoresca en cada mirada, Olinda es mítica por su carnaval con donde se señorean los Cabezones.
En materia gastronómica, el último párrafo lo merece el restaurantte Cá-Já y sus comidas típicas y variadas, ideal para adentrarse en los sabores de Pernambuco y noreste de Brasil.
(IB)
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