Minidest busca la mayor eficiencia productiva del etanol, eliminando el factor de los costosos fletes y simplificando la logística.
“Permite tener una industria en el campo sin la necesidad de ser un industrial. Nosotros construimos estas minidestilerías automatizadas y la operamos de manera remota. Hoy tenemos cuatro funcionando en el país pero los planes son muchas más y no solamente aquí”, dice este joven economista de 30 años. Se refiere a que un joint venture firmado con Dupont hace un par de años le permitiría construir decenas en la zona productiva brasileña.
“El productor está en una actividad con mucho riesgo porque siembra al aire libre y las variables que no controlan son muchas. Meterse en una industria le insume tiempo y más costos, porque son inversiones importantes. Nuestro objetivo es ser proveedor de la tecnología y socio del productor que le da el servicio de mantenimiento, de operación, de venta de insumo”, señala.
Al dueño del campo le interesa la proteína que extrae del maíz, la burlanda, para alimentar a sus animales y el etanol después lo utiliza él mismo y/o se comercializa.
Con las Minidest los Porta cuentan con un buen ejemplo de economía circular. “Para mí esto es de alto impacto: una planta procesa unas 1.500 has. de maíz por año y te da alimento para unos 10.000 animales/año. Funciona todo el año y genera impacto económico en lugares donde no había (llegan camiones con granos, empleados para la limpieza, para seguridad, etc). Integra la producción en el campo”, finaliza.
Según estudios del INTA, con estas plantas en el campo, se ahorra con cada camión de etanol producido; tres fletes de maíz y tres fletes de burlanda. (GL)
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