En Brasil las estadísticas señalan que hay un 79 por ciento más de graduados entre los estudiantes universitarios, respecto de sus pares de Argentina y la razón se puede encontrar en el riguroso Examen Nacional de Enseñanza Media (Enem) que realizan más de 8 millones de alumnos secundarios cada año y que actúa como filtro para que ingresen los mejores.
El examen determina quién ingresa a la universidad y quién no y además establece a quiénes se les otorgará becas para que puedan continuar sus estudios superiores.
El Enem consiste en dos pruebas: una de 4 horas y 30 minutos de duración sobre ciencias humanas y de la naturaleza, y otra de 5 horas y media sobre lengua, literatura, idioma extranjero, artes, tecnología y matemáticas.
En la Argentina, la ley 27.204 establece el ingreso irrestricto a la universidad y tampoco se exigen exámenes al término del colegio secundario, como sí se hace en países como Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Honduras, México y Nicaragua, además de Brasil.
Aunque el ingreso irrestrico tiene matices, como por ejemplo en carreras como Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, que exige aprobar el IECA (Introducción a los Estudios a la Carrera de Abogacía) para poder comenzar el cursado.
Según el Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano, el ingreso irrestricto a la universidad en Argentina, tiene como consecuencia la alta tasa de deserción entre los estudiantes. Las estadísticas señalan que el abandono de los estudios llega al 70 por ciento de los que cursan alguna carrera.
La otra cara de la moneda es Brasil, donde la tasa de graduación universitaria es 79 por ciento mayor a la nuestra, en proporción a la población. Y esa brecha el CEA la explica por la existencia del exigente Enem que determina que sólo ingresen los mejores.
“Con un Enem ‘restrictivo’, Brasil no sólo gradúa muchos más universitarios que nosotros, sino que, además, su graduación anual viene creciendo a un ritmo mayor al nuestro”, dijo el doctor Alieto Guadagni, director del CEA.
“No hay mayor ‘restricción’ que la falta de estímulos a la dedicación hacia el estudio en la escuela secundaria, ya que lo que no se estudia como corresponde en esa instancia resulta muy difícil de recuperar en la universidad”, expresó Guadagni.
“Este retraso argentino se consolida año tras año. Esto significa que nuestra acumulación de capital humano calificado resulta insuficiente para enfrentar los grandes desafíos científicos y tecnológicos del siglo XXI”, agregó el director del CEA.