Los festivales y eventos culturales tienen por ley, algunos beneficios fiscales otorgados. El Cosquín Rock no es la excepción de la regla. El festival de música más destacado del interior del país fue la excusa para que se debatiera mucho (y en distintas direcciones) sobre quién paga qué. Lo cierto es que el gobierno nacional de Milei exonera al evento del 21% del Impuesto al Valor Agregado (IVA) en el valor de las entradas, mientras que el gobierno provincial de Llaryora solo ofrece una exención del 3% de Ingresos Brutos.
Haciendo números gruesos, si según la información oficial al Cosquín Rock fueron unas 100.000 personas y cada una de ellas pagó una entrada de $ 70.000, entonces el Estado Nacional dejó de recaudar la suma de $ 1.400 millones. Vale aclarar que el IVA es un impuesto coparticipable a las provincias.
Por su parte, a nivel provincial, el Impuesto sobre los Ingresos Brutos es el que grava la actividad económica y se calcula sobre la base del bruto obtenido por las empresas y profesionales dentro del territorio de la provincia. La alícuota en este caso oscila entre un 3 y un 4% que, en los mismos números gruesos de arriba suponen una suma de $ 210 millones.
Así las cosas, ¿quién financia (más) el festival?