El laboratorio de General Cabrera empezó como certificadora de maní de exportación. En el año 1995 trabajaron con James Leek Associates como cliente, con quienes luego se asociaron y así formaron JLA Argentina con 50% capitales nacionales y 50% americanos.
Desde el 2003, gerencian desde nuestro país JLA China y desde 2005, JLA Brasil.
El incremento de las exportaciones de maní -siendo Argentina el principal exportador mundial- impulsó el crecimiento de JLA que extendió sus servicios a toda la industria alimenticia. Así lanzó su segunda unidad de negocios: el laboratorio.
Dentro de esta unidad, ofrece análisis de residuos. ¿Qué es? Veamos un ejemplo:
Si una empresa (como Monsanto) quisiera registrar la utilización de una X cantidad de un producto (como el glifosato) en la producción de tomates, Senasa exige la presentación de un estudio (que requiere la siembra de la fruta en 3 zonas diferentes durante 2 años) que demuestre que aplicando esa cantidad de producto no queden residuos en los tomates.
JLA es el único laboratorio habilitado para conducir este tipo de estudios y emitir certificados.
Con el fin de seguir creciendo y evitar disminuir la calidad de sus productos y servicios, la empresa hizo una inversión de U$S 3 millones para la ampliación de su espacio. A los 1300 m2 que tenía, anexaron 1200 m2 cubiertos. La construcción es eco-friendly. Generarán el 50% de la energía que consumen a través de 60 paneles solares, recircularán el agua de los laboratorios contando con calefacción sectorizada para ambientar sólo los espacios que están en funcionamiento. (AA)
Tu opinión enriquece este artículo: