La muerte de Paul Walker, un dolor de cabeza para Porsche (el estigma de James Dean)
No es común que haya fallas mecánicas en un Porsche, pero no es la primera vez que un actor de cine muere a bordo de un Porche y pone en tela de juicio la seguridad que otorgan estos automóviles. El domingo murió el actor de Rápido y Furioso Paul Walker en un accidente automovilístico cuando un amigo manejaba su Porsche Carrera GT modelo 2005 en Los Ángeles. En Argentina sólo existe uno vehículo del mismo modelo (color celeste, foto) propiedad de Alejandro Roemmers, dueño del laboratorio que lleva su apellido.
58 años antes, otro Porsche fue protagonista de la muerte de un astro de la pantalla grande: James Dean falleció el 30 de septiembre de 1955 a bordo de su 550 Spyder.
Para gente del mercado de alta gama, el siniestro no afecta de forma directa a la marca ya que se trató de un accidente que “a cualquiera le podría haber ocurrido”: “hay muertes registradas en todos autos más allá de su marca”.
“El único lugar seguro para probar la velocidad de un vehículo es el autódromo”, explica Oscar Cabalén, hijo del famoso corredor y fanático de Porsche: “un auto a altas velocidades supone distancias más cortas, curvas más pronunciadas y obstáculos difíciles de sortear”. Recordando el episodio que se llevó la vida de su padre concluyó: “a cualquier persona le puede suceder. A esa velocidad no hay casco ni cinturón de seguridad que aguante por eso siempre recomiendo prudencia”.
Aunque las últimas versiones indicaban que Walker y el conductor del auto podrían haber estado corriendo con otro vehículo, también se especulaba con alguna falla en la dirección del vehículo, dado que las huellas del frenado están prácticamente sobre el punto de impacto.
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