Sorprendió a los cordobeses ver las enormes letras de “Liquidación total por cierre” en la vidriera de Tampico, la vinoteca decana de Córdoba con 52 años de trayectoria y ubicada en Avenida Colón 278 (en la cuadra del Correo). Alberto Terzian es su propietario y heredó el negocio de su padre, quien falleció en 1994.
El negocio fue fundado en 1967 y su primer dueño fue Carlos Garabedian, tío de los Terzian; luego pasó a manos de la familia de Alberto quien se hizo cargo plenamente del emprendimiento.
“Cierro porque si no estoy encima nos perdemos las grandes ventas”, dice Alberto en diálogo con InfoNegocios.
“Yo estoy desde las 9 hasta las 23 horas y la verdad que no puedo más”, agregó el comerciante.
Aunque tiene tres empleados muy capacitados, Alberto sabe que sus clientes lo buscan a él porque conoce las preferencias de cada uno, cuáles son las novedades en bebidas y delicatesen que seguro comprarán y cómo tratarlos de manera personalizada.
“A pesar de la preparación de los empleados, el cliente siempre busca a la cabeza del negocio”, agregó Terzian.
El letrero de “Liquidación por cierre” se colocó el viernes 14 y desde el sábado el desfile de los clientes es incesante.
Las góndolas vacías hablan por sí solas. “Parece un Black Friday, la gente arrasó con todo, hasta con cosas que pensamos que no se venderían tan fáciles como el pan dulce Premium (elaborado en Rafaela, provincia de Santa Fe) que tiene un costo de $ 1.000.
“Ahora hay muchas vinotecas, pero no todo el mundo conoce el rubro. A veces visito algunos negocios y pregunto por dos o tres cosas y te das cuenta que no tienen ni idea de lo que les estás hablando”, señala Terzian.
Tampico renovó su estética hace cuatro años aproximadamente y “al cliente no le gustó”, señaló su propietario. Y agregó: “Ahora estamos volviendo al logo anterior, al de siempre”.
Consultado sobre cuál será la fecha de cierre, Terzian se resiste a señalar un número en el calendario.
“El martes pasó el dueño del Pan de Azúcar y cuando vio el local lleno de gente me dijo: ‘vos no vas a cerrar, no podés cerrar”.
Alberto Terzian, no se queja del país, ni de la economía, solo quiere un respiro, un alto para poder tomarse vacaciones, para delegar y que las cosas sigan marchando como si él mismo estuviera presente.
Es tercera generación desde que sus abuelos provenientes de Harper, Armenia, llegaron a la Argentina. Terzian recorre con sus ojos los miles de productos distribuidos en las estanterías que tapizan los 300 m2 del local de Avenida Colón.
InfoNegocios, insiste con la pregunta. ¿Hay fecha de cierre definitivo?, Terzian se resiste a decir adiós. Hasta ahora su fiel clientela le da cada día un nuevo motivo para quedarse y brindar por 50 años más.
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