Un particular o una entidad presenta al Colegio la postulación de un edificio (nuevo o no) para que certifique las condiciones de sustentabilidad.
Luego, por sorteo se designa a los etiquetadores (que salen del IAS) que verifican -in situ y a través de un software especialmente diseñado - y emiten un primer dictamen. Este será verificado por un tribunal que ratifica o rectifique lo dispuesto por el etiquetador y, luego de hecha las correcciones, si las hay, el Colegio emite el sello de sustentabilidad.
“Estimamos que el proceso demorará, como máximo, unos 10 días. Este sistema está pensado para que la verificación sea masiva”, contó Edgardo Suárez, subdirector del IAS y estimó que en los primeros meses del año próximo ya se certificarían los primeros edificios.
El ecosello –que irá de la A, para la máxima calificación, a la G, para la más baja- engloba unas 50 variables dentro de esos seis tópicos y tendrá una duración de 2 años.
Un 55% de ellas no contempla costo alguno, como poner una ventana mirando al norte en lugar de hacerlo al oeste; un 35% de los cambios permite recuperar los costos y el restante 15% insume más costos, aunque esto es así si se descartan los beneficios sociales que generan”, señaló.
¿Cómo convencerán a los desarrollistas y constructores para que empiecen a construir bajo los nuevos parámetros de sustentabilidad?
“Haciéndoles entender que un edificio sustentable tiene un valor de venta 10% más alto y que, en la mayoría de los casos, el recupero es el doble de lo que se invierte. Esta es una herramienta para que el mercado sea más eficiente”, señaló Suárez.
Isologo
El colegio lanzará en los próximos días un concurso para diseñadores (de todas las ramas) para crear el isologotipo del ecoetiquetado. Según pudo saber InfoNegocios, se hará hincapié en la representatitividad de la provincia.
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