Las necesidades de financiamiento de este año están cubiertas, principalmente respaldo del Fondo Monetario Internacional mediante. Y, con una renovación promedio de las Letes (Letras del Tesoro) y las Lecap (Letras capitalizables) en las licitaciones que quedan de acá a diciembre de un 40%, se pasaría a 2020. Entonces, ¿por qué el riesgo país trepa y marca la desconfianza del mercado?
El ruido electoral suma, pero son los vencimientos de deuda de los próximos años los que echan leña al fuego, en un contexto de deterioro de la actividad (que quizá ahora estaría empezando a mostrar una tibia recuperación) e inflación por arriba del 50% anual.
En concreto, se tratan de vencimientos de deuda, entre capital e intereses, de $ 156.220 millones entre 2020 y 2023, es decir, los próximos cuatro años que deberá afrontar quien gobierne la Argentina y asuma su mandato el 10 de diciembre.
Los números surgen de la consultora LCG en base a datos del Ministerio de Hacienda, aunque estas obligaciones se van modificando en base a las renovaciones de deuda, que van postergando algunos vencimientos. Incluyen las amortizaciones y los intereses a afrontar con el mercado, intra sector público y con organismos internacionales: de hecho, desde 2021, si no se renueva el préstamo con el FMI se hace más pesada la deuda porque se empieza a devolver los u$s 57.000 millones del stand-by a tres años que dio el organismo, más los intereses.
En el Gobierno respiraron ayer cierto alivio luego de que, sobre el final de la jornada, el dólar cedió frente al pico de $ 47 y cerró en $ 45,90, y el riesgo país se acomodó en 935 tras haber pasado la barrera psicológica de los 1000 horas antes. Pero no descartan ninguna posibilidad para intentar enviar una señal de mayor certeza.
Los rumores crecieron ayer, como generalmente ocurre en las jornadas de mucha volatilidad: que el Banco Central iba a salir a comprar dólares (opción no viable ya que se trataría de financiamiento al Tesoro, prohibida por el acuerdo con el FMI), que el propio Tesoro lo iba a hacer, que iban a tomar fondos del Fondo de Garantía de Sostenibilidad para hacerlo, y que pensaban en pagar en dólares algunos vencimientos de deuda, que son en pesos.
Una fuente del Ministerio de Hacienda dijo ayer que la opción de comprar bonos desde el Tesoro podría ser viable si tuvieran fondos, pero no es el caso. Se sabe que, finalmente, la ANSeS compró algunos títulos.
Los vencimientos de deuda de los próximos años implican, para 2020, afrontar obligaciones por unos $ 22.800 millones, de acuerdo a LCG. Por su parte, la última versión del programa financiero, actualizada desde la Secretaría de Finanzas, marcaba que el Gobierno iba a tener que emitir el año próximo, entre nuevas colocaciones y la deuda que espera renovar, unos u$s 16.300 millones.
El objetivo del Ministerio de Hacienda es fondearse con inversores del mercado doméstico. Eludirá así tener seducir a fondos del exterior, al menos mientras que la tasa que tenga que afrontar supere en 10 puntos porcentuales a la de los bonos del Tesoro de Estados Unidos, con el riesgo país coqueteando con los 1000 puntos.
En concreto, de esos u$s 16.300 millones, unos u$s 11.100 millones se deberán refinanciar de vencimientos el año próximo de bonos domésticos. Y otros u$s 5200 millones serán colocación de deuda nueva.
Pero el punto en cuestión es que conseguir esos u$s 5200 millones, si bien no es un monto significativo, puede volverse cuesta arriba con el riesgo país en máximos para el Gobierno de Mauricio Macri.
Macri señaló ayer a una radio de Rosario que la turbulencia financiera obedeció a que "los mercados son inquietos", y lo integran "tipos detrás de una computadora, en un lugar lejano, que compran, venden y tienen visión de corto plazo, y hoy dudaron de la convicción de la Argentina de seguir por este camino".
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