En la Teoría de los Juegos, a las situaciones donde todos los participantes salen ganando se las conoce como "win-win" (o ganar-ganar), algo que se intenta aplicar en cualquier negociación, es decir que todos se sientan satisfechos con el acuerdo alcanzado. Pero parece que esto va camino de ser imposible en las tratativas que siguen llevando adelante los equipos negociadores de EE.UU. y China para evitar una nueva escalada en su guerra comercial. De hecho, las amenazas de las últimas semanas ya se cobraron su primera víctima: en tan solo diez días de operaciones, Wall Street perdió u$s 1 billón de capitalización bursátil.
El índice S&P 500 cayó un 4,5% desde su pico del viernes 3 de mayo (2.945,64 puntos), hasta su piso del pasado lunes 13 (2.811,87). Es un equivalente a u$s 1,16 billones que se perdieron en el camino desde que Donald Trump decidió amenazar a China con una suba generalizada de aranceles de hasta el 25% sobre todos productos importados desde ese país.
Desde entonces, el indicador que reúne a las 500 mayores compañías de EE.UU. ha ganado poco más del 2%, pero el temblor se sintió en todos los mercados financieros internacionales, sobre todo cada vez que el epicentro se ubica en Wall Street.
Las que más lo sufrieron
A la hora de contar los heridos, hay acciones que sufrieron mucho más que otras el varapalo de la posible vuelta a la guerra comercial. Apple, por ejemplo, perdió u$s 100.000 millones de su valor de mercado (equivalente a todo lo producido por la provincia de Santa Fe en un año). "Cuando hay una corrección en el mercado, las acciones más grandes pierden un valor desmesurado y contribuyen de manera significativa al resultado negativo del S&P", explicó el analista Bucky Hellwig, de BB&T Wealth Management.
Justamente, una encuesta mensual realizada por Bank of America Merrill Lynch (BoAML) entre el 3 y 9 de mayo pasados da cuenta del miedo que cunde entre los inversores con respecto a los efectos de la guerra comercial. Para los administradores de cartera, este es el riesgo número uno de 2019, por delante de la desaceleración económica de China. Y eso que el día 9 todavía nadie tenía la sensación de que las negociaciones pudieran fracasar entre las dos potencias económicas mundiales. Es decir que aún se está muy lejos de los nervios de julio de 2018, cuando la guerra arancelaria estaba en su apogeo.
Siempre de acuerdo con la encuesta de BoAML, los especialistas confirman que hoy existe un fuerte interés por parte de los inversores en adoptar estrategias de cobertura contra una caída abrupta en el valor de las acciones durante los próximos tres meses. Un tercio de los encuestados reconoció haber adoptado este tipo de estrategias, lo que representa un nivel record y da la pauta de los temores que hoy dominan en Wall Street. Un "El que se quema con leche, ve una vaca y llora", pero en clave financiera.
Además, para los inversores, hoy resulta bastante riesgoso apostar por la suba de las grandes acciones tecnológicas, o denominadas GAFAM (Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft). Para ellos, la prudencia es la mejor estrategia en estos momentos. Vale recordar que una guerra comercial entre EE.UU. y China afecta de manera significativa a todas estas compañías, que producen buena parte de sus equipos en territorio chino.
El temor por la deuda
Pero como si esto no fuera suficiente, además hay que tener en cuenta que, en este tira y afloja entre chinos y estadounidenses, el gobierno del gigante asiático tiene una carta en su mazo que puede desestabilizar a los mercados financieros. Porque junto con Japón, China es el mayor tenedor de Bonos y Letras del Tesoro de EE.UU., y con más de u$s1 billón en su poder, las decisiones que tome en esta materia podrían dañar seriamente la confianza en la economía de su mayor competidor.
Si ya el nivel de endeudamiento se encuentra desde hace muchos años fuera de control (la deuda pública estadounidense superó los u$s22 billones) y no para de crecer (a razón de casi u$s2 millones por minuto), que uno de los mayores acreedores amenace con deshacerse de parte de sus tenencias podría ser un arma muy poderosa a la hora de sentarse a negociar una tregua comercial.
Justamente, hace poco se supo que el gobierno chino vendió en marzo pasado u$s 10.000 millones de Bonos y Letras del Tesoro, después de cuatro meses sin operaciones en ese sentido. Lo que da pie a los analistas para deducir que la venta podría simplemente ser estratégica y política, y convertirse en un mecanismo de presión para que los representantes de EE.UU. no se levanten de la mesa de negociaciones.
Es decir que si Trump tiene a Twitter para presionar al gobierno de Xi Jinping, China puede hacer lo mismo con la deuda estadounidense en su poder.
Sin embargo, no todos los analistas concuerdan con esta apreciación. Para Robert Tipp, experto en renta fija de PGIM, "Es una opción nuclear autodestructiva. Tal vez les sirva como una herramienta de regateo, pero por el otro lado, pone en peligro el valor de algo en lo que ellos están involucrados de manera muy profunda". Como dice el analista, de pasar del mundo ideal de un win-win, muy rápidamente se podría terminar en un lose-lose (perder-perder) que no solo perjudicaría mucho más a Wall Street, sino también a toda la economía mundial.
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