La regla es un anglicismo utilizado en el mundo de los negocios en Wall Street. “Higher is better”, o, según su traducción literal, mientras más alto, mejor. Esa es la consigna que se autoimpusieron los accionistas principales de Latam, las familias Cueto y Amaro y Qatar Airways una vez que el juez James L. Garrity los dejara fuera del financiamiento de US$ 900 millones a la aerolínea tal y como ellos lo habían ideado, es decir, prestando dinero hoy, y recuperando la inversión a través de más acciones una vez reestructurada la compañía. Y es que la meta, cuentan en el entorno de los accionistas, es una sola: salvar a la compañía con la mejor opción sobre la mesa.
El jueves por la tarde, en Nueva York, se conoció el esperado fallo del titular del tribunal de quiebras del distrito sur de Manhattan, y en Santiago, más que tomarlo como una derrota absoluta, se pusieron de cabeza a idear un mejor plan. “Pero claro, contentos no están (los Cueto). Esto no es una buena noticia”, relata una persona cercana a ellos. Como ahora no habrá premio por conversión de la deuda a acciones, tal como se había estipulado primero en un 30% y luego en un 20%, las opciones que analizan son dos: presentar exactamente el mismo plan, pero sacando toda la conversión a acciones; o ampliar el abanico de inversionistas en el tramo C del DIP de Latam.
Y para el segundo punto, cuentan conocedores de las tratativas, la idea sería sumar fondos fuertemente ligados a Estados Unidos. De esa forma, creen los involucrados, el juez Garrity apurará el tranco y definirá pronto quién y cómo le aportan los US$ 2.200 millones a Latam. De esos, US$ 1.300 ya estaban —y seguirían estando— comprometido por el fondo Oaktree.
Y la urgencia no es menor. En julio se había estimado que la caja de Latam se agotaba la primera semana de septiembre. Sin embargo, a julio se habían reportado unos US$ 1.100 millones, los que en las últimas semanas habrían mejorado por la reactivación de varias rutas, pero aún seguiría consumiendo los ahorros que le quedaban a la aerolínea.
Las opciones de los Cueto son múltiples. Pero deben tomar una decisión pronto. Eso sí, no todo es pérdida para el clan. Ello, porque al no convertir el financiamiento en acciones, ni ellos ni nadie, mantendrán su 21% que actualmente tienen en Latam, y lo podrían aumentar si al final del proceso se activa un aumento de capital, que es lo usual en estos casos de reorganización. De todas maneras ese porcentaje vale menos hoy en Latam, pero si dan vuelta la situación, la inversión en algún momento se recupera, dicen en el mercado. Y los Cueto, más que mal, han estado en la compañía en sus mejores y peores momentos, así que de turbulencias, saben.
Pero además, lo harán con finanzas ordenadas. Ello, porque Costa Verde, vehículo a través del cual la familia invierte en la aerolínea junto con sus socios brasileños, los Amaro, recibió cerca de US$ 500 millones en enero de este año tras venderle un 6% de sus acciones en Latam a Delta para que la estadounidense llegara al 20% de la propiedad de la chilena.
Con ese flujo en caja, rebajó sus deudas con entidades financieras en más $100.000 millones entre diciembre de 2019 y marzo de este año. Así, en febrero prepagó créditos a Odisea, sociedad ligada a la familia Piñera que años atrás les había dado un salvavidas, así como también a los bancos Itaú, Chile y Consorcio además de reducir deudas con el crédito sindicado donde es titular el Banco Internacional, y donde participan Confuturo, Metlife, y Security.
Así y todo, los Cueto aún tenían caja en su sociedad para moverse con holgura, cerca de $83.400 millones, por lo que los dueños hicieron un aumento de capital por $150.000 millones para enterar el financiamiento a Latam a través del Tramo C, que al final el juez les rechazó. Esos recursos para ir al aumento de capital los pondrían los mismos accionistas de Costa Verde que se habían repartido dividendos por $200.000 millones.
Sin embargo, otros actores indican que podrían volver a pedir un premio por conversión de la deuda a acciones en Estados Unidos, pero mucho más acotado y con más inversionistas en el tramo para que el juez no critique que son solo los actuales accionistas quienes se verían beneficiados. Para ello citan como ejemplo el DIP recientemente aprobado de Aeroméxico, donde a los actuales accionistas se les concedió que lo que financiaran hoy luego podría ser reconvertido a acciones con un premio de 4%. Quizá, si los Cueto amplían el abanico de integrantes del Tramo C y dejan un premio de ese rango, Garrity puede aprobarlo sin más.
Claro que sobre los integrantes nuevos de este Tramo del DIP, dice un banquero nacional, no habrá necesariamente fondos chilenos, sino que esto se jugará en las grandes ligas, con fondos extranjeros de alto calibre. Y sobre todo, porque los montos son grandes y la tasa de más de 10% atrae con fuerza a los extranjeros. Además, conocen mejor los procesos en Nueva York y eso los podría acercar al juez.
Incluso, durante el viernes se habló de que los socios Cueto-Amaro bajaran las trincheras y se sentaran a negociar con Jefferies y Knighthead Capital Management, para hacer una oferta en conjunto, que deje a todos contentos y dejando fuera la palabra de premio por conversión de acciones.
Los que no están nada felices se rumorea en el mercado local, son los dueños de Delta. La aerolínea norteamericana, que está impedida legalmente de participar en el financiamiento de Latam porque el gobierno de Estados Unidos le hizo un salvataje condicionado a usar el dinero solo en su operación, habría sido la artífice intelectual del Tramo C de Latam, y habrían estado detrás de la idea de pedir un 30% de premio por la convertibilidad de acciones. El objetivo, dicen las fuentes, es que Latam aumentara su participación en la compañía, y luego le vendiera una parte a Delta, o incluso, trabajaran en una fusión como tal. Pero eso, hasta ahora, son solo trascendidos.
Los más felices con todo esto fueron los accionistas minoritarios. Un grupo de sus miembros, ente ellos AFP Capital, habían reclamado una pasividad de la Comisión para el Mercado Financiero en el proceso en Nueva York, por lo que consideran que Garrity ahora puso las cosas en su lugar al resgaurdar el derecho de los accionistas de todos los tamaños y rechazar la fórmula que dejaba a los Cueto con más poder después de la reestructuración de la empresa.
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