Maarten Wetselaar, director de gas y nuevas energías de Shell, dijo a Financial Times que el grupo puede desarrollar un negocio energético, incluyendo suministro a clientes, comercialización y abastecimiento de equipos, del tamaño de sus operaciones de gas y petróleo.
Durante el congreso CERAWeek realizado en Houston, Wetselaar aseguró que si Shell cumpliera con su objetivo de reducir sus emanaciones de gas de efecto invernadero en 2035, "la cantidad de energía —de energía limpia— que necesitaremos vender... nos convertirá en la compañía energética más grande del mundo".
El logro de sus ambiciones dependerá de sus posibilidades de garantizar un retorno sobre el capital aceptable de entre 8% y 12%, dijo, pero agregó: "Con nuestra marca, nuestra presencia global... y la cercanía con nuestro negocio de gas, podemos conseguir el gas más barato en cualquier lugar. Deberíamos poder ganar".
Agregó que los futuros competidores de Shell, los proveedores de energía ya consolidados, eran "inútiles", porque están encadenados a modelos de negocios antiguos.
"Muchos de ellos están en desventaja, porque tienen esta enorme posición heredada, con plantas a carbón y plantas nucleares, pero también una filosofía muy centralizada", dijo.
“Vemos el futuro grupo de consumidores mucho más descentralizado, donde la gente tiene una batería en su sótano, tiene paneles solares en su techo, y queremos ayudarlos a optimizar".
Para 2020 Shell planea invertir entre u$s 1000 y 2000 millones anuales en nuevas tecnologías aplicadas al sector energético incluyendo electricidad. Esto todavía equivale a una fracción de la inversión en bienes de capital que anualmente hace el grupo, que es de u$s 25.000 millones, pero Wetselaar aseguró que el gasto temprano es para "probar esta hipótesis" de que Shell puede tener éxito en el sector de electricidad.
"Haremos eso durante una cantidad de años", agregó. "Y luego la intensificaremos porque, de lo contrario, nunca llegaremos", agregó.
El plan de Shell es una respuesta al giro que se espera que dé el sistema energético mundial a un uso mucho mayor de la electricidad, del 20% de hoy a cerca de 50% o más.
Wetselaar dijo que el avance de la electrificación se producirá indefectiblemente. Un escenario "agresivo" implicaría llegar a ese punto en 2050, y a uno más "pausado" en 2080.
El negocio de Shell ahora es prácticamente 65% de producción y refinería de petróleo, 25% de gas y 10% de químicos y otras operaciones, afirmó Wetselaar. Para la década de 2030, podría ser 30% petróleo, gas y electricidad, con 10% aún en químicos.
Al igual que los gigantes energéticos europeos incluyendo Total y Repsol, Shell viene invirtiendo fuertemente en la cadena de abastecimiento de electricidad, desde generación hasta puntos de carga para autos eléctricos.
Hizo varias adquisiciones chicas incluyendo Sonnen, una compañía alemana de baterías, el mes pasado.
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